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jueves, 4 de diciembre de 2014

ESTE JUEVES UN RELATO, CARTAS

El tema que nos proponen esta semana desde el Daily viene a propósito con el nombre de este blog.



Si tuviera que recordar todas aquellas cartas que no fueron enviadas cuando debí haberlo hecho, serían tantas, que podría decir por ejemplo, que no habría papel suficiente para escribirlas, y las razones por las que no se enviaron fueron tantas, que aquellas palabras adecuadas para expresar todo mi sentir, no serían suficientes.

Tenía tanto para explicar que muchas veces tuve miedo de que por olvido, quizás, podría correr el riesgo de que mi memoria me fallara en mi deseo de decir tanto; lo simple o lo profundo. Todo.
Pero no lo hice, tal vez por cobardía, pensando en tu posible rechazo.

Hubiera querido decir todo lo que sentía, pero las palabras que buscaba, no las encontré. Habían muerto antes de nacer.

Todo terminó en el intento y otra vez me callé cuando no debía.

Hoy por toda compañía, solo tengo esa tristeza que creí que ya no estaba y sin embargo, sin poder comprenderlo, siento que todavía tiene vida.

El tiempo pasó –mucho- y aún sigue estando en mí aquel amor que nunca pudo ser, ese que todavía sigue callado en completo silencio, pero que tanto duele. Ese que se añora, el que lastima, ese que nunca se fue.

Alguien dijo alguna vez que la intensidad de un recuerdo es lo que marca la grandeza de un momento que pasó, pero que aún lejano, no puede olvidarse.

Hay cosas que nunca mueren, no merecen morir, se las lleva clavadas en el corazón aunque duelan.
Si me pidieran que tratara de explicar una de las tantas cosas que pude haber dicho y no dije, podría resumirlo en unas pocas palabras.

“hoy sé lo que es haber querido mucho y no haber sabido decirlo a quien tanto se quiso”
Siento que otra vez romperé como siempre, el papel que empecé a escribir.

Pasó mucho tiempo, ya es tarde, muy tarde, pero sé que siempre habrá una nueva oportunidad de escribirte. Lo siento, lo sé, y otra vez volveré a intentarlo.  


14 comentarios:

  1. Suelo ser recurrente en ese error.Y después ya no tiene solución
    A excepción de ese amor del que hablas y que dolerá siempre y quedara el vacío siempre. Pero ese fue el único que no necesito carta porque se dijo una y mil veces mientras fue, mientras duró. Luego cuando ya no fue posible, si hubo carta pero no era carta que tuviera que entregarse y se quedo dentro de la carpeta de un disco de aquellos de 33 revoluciones.

    Han pasado 36 años y aun no se apago del todo aquel sentimiento. Porque nos amamos de esa manera que parece que te viertas todo y por parte de los dos. Y Bueno por lo menos queda en consuelo deque una vez ame y sentí el amor de esa manera casi salvaje. Y eso al menos no nos lo podrá quitar nadie. Ni aun terceros.

    Un abrazo

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    1. Muy interesante historia. Al menos puedes decir que lo viviste con intensidad.Muchas gracias por leer y comentar.
      Saludos.
      Eduardo

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  2. Tienes razón, hay cartas que nunca nos atrevimos a enviar y después al final acabamos arrepintiéndonos. Casi siempre por temas de amor como tu bien has dicho, y una se pregunta: ¿Qué hubiera pasado si hubieras enviado aquella carta?
    Un abrazo

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    1. Quedará el misterio de no saberlo, para que siga perdurando la magia.
      Saludos.
      Eduardo.

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  3. Caer en la auto recriminación es muy comprensible, pero ¿cuántas cartas no recibiste por motivos similares? Lo no escrito, aunque duela, no existe, admitámoslo, lo mismo que lo no dicho en su momento, cargamos con esa mochila, la cual a decir verdad, cada vez ha de pesarnos menos.
    Besos muchos y cariñosos.

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    1. Si es para bien, es una suerte que esa mochila se alivie con el tiempo.
      Saludos.
      Eduardo

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  4. A veces, creemos que el tiempo será suficiente, que la oportunidad siempre estará presente... pero nos equivocamos, y muy tristemente, en muchas ocasiones, tarde nos damos cuenta.
    Un fuerte abrazo!
    Gaby*

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    1. Peor hubiese sido tener, en vez de recuerdos, un profundo vacío.
      Saludos.
      Eduardo

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  5. Que frustración son las palabras esquivas, que se niegan a ser pronunciadas o escritas.

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  6. Qué verdad es esa: las cartas que se han escrito y nunca se han mandado, esperando otra oportunidad

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  7. Esperaba leer este jueves con placidez, sabía que tendrías mucho que contarnos y que sacaría alguna enseñanza.
    Y te diré, hace una semana me encontré con más de cincuenta compañeros de colegio, a la mayoría más de treinta años después de la última vez y me surgió escribir un correo a todos expresando lo que sentí. Descarté la idea, pero ahora, tras leerte, siento que debo hacerlo.
    Gracias por el ánimo que he sentido. Un fuerte abrazo.

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    1. Me alegra mucho haber colaborado para que te decidas.
      Saludos.
      Eduardo

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