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miércoles, 25 de junio de 2014

ESTE JUEVES, UN RELATO: ESCENAS DE PLAYA



Tengo una historia para contar. Se me ocurre que puede suceder en una playa, no importa cual.

Sólo necesito pedirle al mar un poco del agua que por momentos llega a la orilla donde está la arena esperándola.

Ya tengo dos cosas importantes, agua y arena, son los materiales que necesito, sólo me falta que la criatura que voy a crear y que está en mi mente, tome vida, como mi fantasía lo quiere.

El resultado de mi obra es perfecto. Tiene todo, no le falta nada. Su figura, su porte, todo, lo mejor de lo mejor, está reunido en una sola cosa: su cuerpo perfecto.

Sólo falta darle vida y comienzan los problemas ¿cómo quiero que sea? ¿Suave, amable, cariñosa, sencilla? …y la búsqueda sigue. Pienso que por olvido algo puede faltar .

Hay momentos en que creo que está completa pero aún así, tengo dudas. No sé qué, pero le falta algo.

Y la duda sigue ¿qué me olvido de agregarle? -me pregunto- y sigo pensando y pensando.

Hay momentos en que quiero suspender todo, porque estoy seguro que algo falta y no sé qué. De pronto me doy cuenta del error que cometí. Había elegido lo mejor de todas las cualidades para que fuera perfecta y me olvidaba de lo principal.

Ahora lo sé, de golpe me di cuenta que no le había puesto corazón, y cuando lo comprendí, aquello que tanto soñé, era una figura sin vida, fría, que nada decía.

Después recuerdo -ya más tranquilo- dónde estaba el remedio y en la forma más sencilla, suavemente emití un soplido leve, como un suspiro, y noté que cobraba vida. Sonreía y me parecía que me decía -¡aquí estoy, esperándote!-

Desde entonces, no busco más, ya no hace falta. La siento junto a mí y no necesito decirle que me acompañe.

Soy yo quien ahora el dice las mismas palabras ¡aquí estoy! Y le agrego ¡te busqué tanto!
Ahora somos dos.


Más relatos de playa, en lo de San

miércoles, 11 de junio de 2014

ESTE JUEVES UN RELATO: AMIGOS


Si tuviésemos que describir a que llamamos amigos, nos encontraríamos, quizás, con el problema de no hallar las palabras necesarias y justas para definir el concepto.

Pero aún encontrándolas, nos llevaría mucho tiempo conseguirlas, y a pesar de eso, correríamos el riesgo de considerarlas incompletas.

Alguien dijo alguna vez “un amigo es como la sangre, que va a la herida sin que lo llamen”.
Así de simple; breves pero definitorias.

Todo aquel que posee la suerte de tener uno, comprende que no necesita más; sabe que es el indicado para acompañarlo para siempre y a la vez, para sentir su compañía desinteresada.

Podría definirse como “uno mismo con la piel de otro”. Es quién sabe de nosotros, aunque no seamos buenos y a pesar de ello nos sigue queriendo.

Alguna vez leí algo que me llegó muy hondo “Yo quiero ser tu amigo para compartir juntos lo bueno y puro que la vida nos ofrezca. Todo, absolutamente todo, pero aún así hay cosas que no podría compartir: mis penas, mis fracasos, mis temores ¡eso no! Porque aunque se me partiese el alma, tendría que decirte ¡no! Por primera vez y no sabría cómo hacerlo ¡ni quiero!”.

Encontrar alguien así que merezca ser el destinatario de nuestro sentir sería todo un lujo.


Aunque nos lleve mucho tiempo buscando eso, vale la pena probar. Entonces todo sería distinto.

Más relatos sobre Amigos, en lo de Alfredo

jueves, 5 de junio de 2014

ESTE JUEVES UN RELATO: ASUNTO LABORAL




*este texto se corresponde con cierta experiencia personal que me tocó vivir.

Existen en este mundo en que vivimos, una serie interminable de reglamentos que especifican las obligaciones que debe cumplir todo aquel que por una situación “x” depende del acatamiento de los deberes que previamente, se supone, fueron debidamente aclarados.
Es un compromiso que contraen las dos partes intervinientes, cada uno dando conformidad a las funciones a realizar.
Se da por aceptado que los deberes que se le impongan a quien deberá hacer el trabajo acordado, éste dará conformidad para cumplir con lo pactado, por escrito, si es necesario.
Para evitar situaciones enojosas se lo conoce como un contrato laboral y quienes deben realizarlo se debieren ajustar a lo allí establecido.
Pero sucede algunas veces –muchas- que quien ordena el cumplimiento del compromiso a contraer, es común que omita o se olvide de las obligaciones que a su vez le corresponde cumplir.
Y nace entonces la pregunta ¿las obligaciones contraídas, sólo corresponden cumplirlas por una de las partes o deben ser cumplidas al pie de la letra por ambas?
No es raro ver que a veces –o muchas- en lugar de un acuerdo mutuo, una de las partes hace caso omiso de lo prometido.
Cuando quien debe cumplir con el trabajo que está obligado a hacer, no lo hace, automáticamente recibe el correspondiente “reproche” con todo lo que puede acarrear.
En esos casos, la medida aplicada es correcta pero hay veces –algunas o muchas- que quien redacta los reglamentos del trabajo a realizar, por alguna razón “se olvida” de mantenerse en la línea que corresponde y no cumple como debe lo acordado previamente.

Y surgen las preguntas ¿las obligaciones a cumplir, se pueden modificar a cada momento según convenga? Si alguien lo sabe, quiera que me explique cómo debe ser.


Más textos sobre el trabajo, en lo de Brisa de Venus