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viernes, 27 de diciembre de 2013

AUNQUE ES VIERNES, ESTE JUEVES UN RELATO: UN CUENTO DE NAVIDAD




Había una vez…
Así comienzan todos los cuentos, cualquiera sea la trama a desarrollar. Muchas veces, su comienzo es incierto, las palabras justas y necesarias no aparecen. Son momentos llenos de silencio y misterio, nada sirve, no aparecen las ideas, y creemos que el destino del papel que vamos a usar, ha de seguir en blanco.
Son esos instantes indefinidos que aparecen de golpe y se quedan junto a nosotros como queriendo acompañarnos.
Estamos solos. Nos sentimos solos, tenemos frente a nosotros, como toda compañía, un simple arbolito de navidad, que fuimos armando de a poco como lo hicimos tantas veces y que, ahora, ya terminado, nos parece preguntar ¿y ahora qué?
Y sentimos que sin saber cómo ni por qué, van apareciendo recuerdos de otras navidades que el tiempo se llevó y ahora están otra vez con nosotros.
Es un desfile interminable de cosas que resurgen y traen consigo infinidad de momentos pasados que creíamos olvidados.
Cada adorno que vemos en ese simple arbolito, toma vida otra vez y vemos en ellos, ráfagas de nuestra infancia, rodeada de los mayores que ya no están, pero que siguen estando…y así cada año que va pasando volvemos a echar mano a ese mágico arbolito…y mientras lo volvemos a decorar otra vez, seguimos recordando ese ayer que se fue alejando, pero que nunca muere.
Llegará quizás, alguna vez, que entre tantos adornos luces y colores, estemos nosotros, ahí, cuando alguien nos recuerde como lo hicimos nosotros en su momento con los demás, y se sucedan nuevamente, en una fila interminable, todos los que ya no están junto a los nuevos que habrán de llegar.

Porque la vida sigue y no faltarán arbolitos con recuerdos que llenen sus ramas sin marchitarse.


Más cuentos de Navidad en lo de Matices

jueves, 19 de diciembre de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: El regalo

(Texto escrito hace tiempo y adaptado para esta convocatoria bloguera)






Me habían prometido un obsequio y  me dieron, anticipadamente, muchos detalles del mismo. Sabía antes de recibirlo que se trataba de una jaula finamente trabajada, toda una verdadera obra de arte. Efectivamente, días después llegó el regalo esperado. Podía verse que quien la había fabricado no escatimó ni tiempo ni esfuerzo para hacerla. Era todo un lujo…lo que se dice una verdadera obra de arte.

Era amplia, con bebederos artísticamente trabajados, para colocar los alimentos se había hecho un estudio previo, aunque simple, para que en cada rincón no faltara comida. Todo estaba calculado, cosa por cosa, aquí para el agua, del otro lado y a distinta altura, travesaños como para que la vista desde adentro tuviera distintos ángulos de enfoque hacia afuera. Hasta el piso lucía…todo brillaba…marco perfecto para acompañar la otra maravilla: se trataba de un pájaro cantor que, según me dijeron era algo fuera de serie…y realmente lo era…pues yo había podido sentir un verdadero goce al escuchar los mágicos trinos que a cada momento emitía.

Se me había dicho que colocara la jaula en el lugar más agradable, donde no faltaran los rayos de sol.

Elegí el mejor sitio, el mejor de todos para lucir la jaula y a la vez, el mejor para que el ruiseñor disfrutara del lugar y así cantara más dulcemente.

No pasó mucho tiempo para comprobar efectivamente  lo maravilloso del regalo recibido. Sin duda había encontrado el lugar perfecto para que aquella ave regalara sus trinos con generosidad y belleza. Era música pura…por momentos cambiaban sus tonos, algunas veces seguidos, otras, espaciados, pero la melodía era siempre hermosa…con escalas ascendentes y descendentes…un verdadero deleite.

El pájaro cantor era parte de aquella jaula hermosa y a la vez, la jaula tan bellamente trabajada correspondía ampliamente a los méritos de su ocupante.

Me sentí obligado a agradecer ese obsequio de inmediato, tratando de encontrar las palabras correctas para expresar tanto mi agradecimiento como mi deleite. No quería que pasara desapercibido ningún detalle.

De pronto, y no sé cómo, tuve un pensamiento absurdo, hasta ridículo…algo que no podía explicar…creí percibir que el aire que había dentro de la jaula no era igual que el de afuera, algo lo hacía diferente…

Por dentro, el aire de la jaula era encierro, por fuera, el aire resultaba ser libertad. Un pensamiento si se quiere subjetivo, pero lo sentí muy real.

Luego, no sé cómo, me olvidé del agradecimiento, de la obra de arte de la jaula, del goce que sentía cuando escuchaba los mágicos trinos, de la emoción que me provocaban…

….

Ha pasado un largo tiempo…hoy en casa, en el lugar elegido donde antes había colocado la jaula, todo es distinto…el aire de afuera y de adentro ahora resulta ser el mismo, no hay diferencia.

Después de mucho meditar, tengo una duda y me pregunto ¿cuándo me sentí realmente feliz?...¿cuando me anunciaron el regalo?...¿cuando lo recibí?...¿ahora?...porque recuerdo que esa maravillosa jaula, entre tantas cosas, tenía una puerta…y yo la abrí…

Hoy la jaula sigue estando en su lugar, los rayos de sol también…los trinos del ruiseñor los sigo escuchando de lejos…de muy lejos…pero tienen algo distinto…mejoraron mucho y me pregunto por qué…¿será por la puerta que ya no está?
 
 
Más obsequios en lo de Judith

jueves, 12 de diciembre de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO: AQUELLO QUE SOÑAMOS DE NIÑOS

(Antes que nada, me disculpo si me aparto algo del tema propuesto)



Sueños infantiles…

¿Quién no los tuvo alguna vez?...

Algunos murieron con el paso del tiempo; otros todavía están, tal vez algo desdibujados, pero siguen estando…débiles quizás, algo ocultos, pero cerca nuestro, como pegados a nuestra piel.

Están los incumplidos, los que más se desearon, los imposibles, esos que debieron haberse olvidado, y como cosa curiosa, todavía tienen vida, sobre todo en ciertos momentos, cuando renacen.

Algunas veces vemos que brota una sonrisa llena de nostalgia de nuestra parte, otras, las que duelen por no haberse cumplido, todavía lastiman.

Fueron pasando lentamente los años, aquellos primeros sueños fueron transformándose en otros, tal vez los más preciados, los juveniles: esa sucesión de deseos que brotaban de golpe, los que se alojaban siempre en un rincón de nuestro corazón, latiendo cada vez con más fuerza.

Había nacido en aquellos frescos años un sentimiento hasta entonces desconocido y sin darnos cuenta sentimos surgir algo que estaba oculto; nos preguntábamos qué era aquello que por momentos nos quitaba el sueño.

Fue cuando alguien nos habló del amor… ¡y todo cambió!

Todas aquellas fantasías juveniles por las que habíamos pasado fueron amontonándose en lejanos recuerdos que nunca murieron pero se fueron diluyendo y solamente quedó en nosotros ese nuevo sentir; nos dimos cuenta de golpe que nuestro corazón latía de forma diferente.

Ya no añorábamos tanto aquellos deseos de nuestra infancia que no se cumplieron y sin que entraran en el olvido, dejaron su lugar a otra forma de sentir la vida.

Hoy podemos hacer un resumen de todo lo pasado, aquello que se fue de apoco pero sigue vigente; lo nuevo que vino cuando nación algo, ese algo que aún está, que dejó su huella y que todavía sentimos.

Es nuestro mejor tesoro, cada momento fue único y si alguna vez sentimos alguna pena por no poder repetirlo, razonamos y terminamos comprendiendo.

Sólo nos queda seguir recordando… y siempre sonriendo.
 
Más relatos jueveros, en el Daily

jueves, 5 de diciembre de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: El convento




No recuerdo cómo fue...

Pero sin haber imaginado que eso podía ser posible, ¡fue!

Recuerdo que de golpe, como en un sueño, me encontraba yo en la puerta de algo así como un convento, para mí, desconocido.

Por curiosidad, pensaba hacer una visita a ese lugar, era la primera vez que lo veía, y sin saber por qué, me encontraba completamente solo, sin entender.

Sentí que salía de algo así como un mundo donde yo estaba y trataba de entrar en otro totalmente desconocido.

No tenía idea de lo que era, pero sentía una sensación extraña y dudaba en transponer su puerta.

Y comenzaron las preguntas...

¿qué podía aportar yo entrando en ese lugar con mis vivencias -que eran muchas- pero que no tenían ningún valor para nadie y me preguntaba en mi ignorancia, qué beneficio podría yo encontrar en ese lugar, entrando en él.

Y las dudas seguían...

Sentía una extraña curiosidad; me encontraba en la puerta, sólo necesitaba cruzarla y a pesar de querer hacerlo, no podía porque algo me frenaba.

Ene se momento y sin saber por qué, me pareció que alguien que habitaba en ese sitio, se acercaba a mí para conversar y creí que me preguntaba cómo era mi forma de vivir.

Sentí mucho miedo, pero a pesar de eso, noté que la puerta seguía abierta, como esperándome pero no pude trasponerla.

Hoy me pregunto por qué razón no me animé a conocer lo que suponía era todo paz y silencio, en lugar de seguir viviendo en al forma en que vivía, sabiendo que eso no era vivir.

Fue entonces en que en un momento de ese sueño, comprendí de inmediato que en ese lugar equivocado en el que yo vivía, tenía como toda puerta, un cerrojo para una llave que yo tenía en mi poder.

Me vi cerrar la puerta con esa llave y la tiré luego en algún lugar, no sé dónde, pero al tiré.

Y aquel que una vez me preguntó cómo era mi forma de vivir, ya no lo volverá a hacer, ahora lo sé bien, lo sabemos bien los dos, ya no hará falta la pregunta aquella y menos mi respuesta.

Hoy lo sé, tarde pero lo sé. no necesito ninguna llave, la puerta sigue abierta.

Allá voy...


Más relatos sobre conventos en lo de Rhodea

jueves, 17 de octubre de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO: CELOS





Es muy común, sentir que tenemos celos por todo lo bueno que hay en la vida y no está en nuestras manos poder disfrutarlo como  quisiéramos.


Los motivos que originan esos  “celos” son tan amplios como variados.

Hay de todo tipo, simples, complejos, amargos, pero están junto a nosotros y lamentablemente nos acompañan en todo momento en el curso de nuestro andar por este mundo.

Quisiéramos. A veces, que se alejaran de nosotros para permitir  que sigamos en nuestro camino con toda libertad y sin temor de que algo nos detenga.¡Pero es tan difícil!

Tratamos de razonar lo necesario para convencernos  de que estamos equivocados, pero ni aun así no podemos conseguir que ¡eso! que nos acompaña, pueda  desterrarse para siempre.
Pero hay un camino, y debemos animarnos  y “enfrentarlo”.

Animarnos, de  una vez por todas, a ponernos frente a él  y confesar que tenemos miedo de esto, de aquello, y de  todo.

Si es necesario, detallar lo que nos pasa y ponerlo a la vista, sin miedo, hasta que podamos confesarlo ¡todo! para sentir  de golpe que “aquello”  que sentíamos, de a poco se va yendo y nos encontraremos con que  nuestra nueva forma de vida, tomó  otro rumbo.


Todo tiene un comienzo, es el primer paso  en reconocer  que esos “celos” que había en nosotros, ya se han ido, y lo que es más,  podemos decirlo en voz alta, gritando, que lo hemos vencido.  


Más relatos de celos, en lo de Pepe

jueves, 3 de octubre de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO: En el camino


Ha quedado atrás un largo camino que fuimos recorriendo en la vida.
Haciendo memoria -y si pudiéramos elegir- diríamos, esto sí, aquello no, pero no queda tiempo para un retoque. Lo pasado ya no está.
Aquella frescura e inocencia que nos acompañaba en la niñez, con el paso del tiempo, se fue yendo.
Nos queda la nostalgia pero no alcanza eso para vivir sólo sosteniendo ese recuerdo. Si fue grato y ya no está, duele y lastima. Y si fue triste o amargo, no merece ser recordado. Cuesta pero es así.
Por chico que sea ese hoy por donde vamos andando, no debería ser desaprovechado postergando sueños para un mañana incierto.
Recuerdo haber leído:
-“Pasaré por este mundo una sola vez, si hay una palabra bondadosa que pueda yo decir, si hay alguna noble acción que pueda yo realizar, diga yo esa palabra, haga yo esa acción AHORA pues nunca más volveré a pasar”-
Ahora es el momento, siempre hay una caricia que todavía no dimos y siempre hay alguien que la necesita y no la tiene.
Si tenemos noción que todavía queda un tramo  del camino por andar, que sea con cosas buenas para hacer y decir. No debemos dudar. Que sea de inmediato.
Cuánta razón tenía aquel que dijo:
-“Ahora, mañana es la mentira piadosa con que se engañan las almas moribundas”-

Quedarnos con los brazos cruzados, sin ayudar a quien lo necesita, es un error y tener palabras para decir con sentimiento y callarlas, es un pecado.

Más relatos jueveros, en lo de Juan Carlos

jueves, 26 de septiembre de 2013

ESTE JUEVES, RELATO: REMEMBRANZAS


Fui invitado una vez a que resumiera en unas líneas el desarrollo de mi vida, pero con el compromiso de mi parte, de que el relato debería ser tan fiel que por más que fuera triste, amargo o desgraciado, sería el reflejo de la verdad, sin omitir nada.

Traté de memorizar todo aquello que viví y se me ocurrió poner  por separado todo lo agradable que conocí y por otro lado, aquello que no debió ser y fue.

Así pude revivir todo aquello que alcancé a SOÑAR lo necesario para AMAR era como si pudiera VER BAILAR a mi alma y era tan grato el recuerdo que hasta llegué a pensar que, si así no hubiera sido, me habría sentido MORIR.

Tal vez quede algo todavía de lo bueno para escribir, y para eso dejo un lugar en blanco.

Ahora debo ocuparme de lo otro. Pero tengo una duda, no sé si queda suficiente papel o si es que tengo pereza y no escribo.


Prefiero esperar.


Más relatos jueveros, en lo de Alfredo.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: RECETAS



RECETAS

Si quisiéramos hacer un resumen de nuestro proceder en este mundo en que vivimos, podríamos recordar muchas fórmulas, frases, consejos, que nos han servido para comportarnos en forma correcta, de tal manera que no debiéramos sentir ningún reproche con los que se nos incrimine.

Puede que esas palabras que escuchamos hayan sido muchas, pero también puede ser que nos parezca que “no nos conviene” oírlas, y las dejamos de lado creyendo que su destino debería ser el olvido.

Todo eso sólo lo sabemos nosotros, y si nos tomamos la molestia de recordar todo lo que hicimos -bueno o malo- tal vez se daría el caso que no estaríamos satisfechos con nuestro proceder y entonces veríamos con pena que no quedó mucho para enseñar o educar a alguien de nuestro entorno.  Pero hubo “recetas” que reclaman ser cumplidas, es una larga lista, que dejan una enseñanza y educan, pero es un tema tan complejo que a veces preferimos no tratarlo -es mucho más cómodo-

Entre tantas cosas, recordamos haber leído “que sería muy triste abandonar este mundo sin haberle dicho a quienes hemos amado lo mucho que lo hemos querido”. Costaba tan poco y nos callamos.

Nos olvidamos tal vez, de “agradecer los bienes recibidos, por poco que hayan sido, y si lo recibido fue mucho, agradecerlo doblemente”. Quizás nos pareció poco y nos callamos otra vez.

Y las “recetas” incumplidas siguen. La lista puede ser interminable.

Mejor recordar algo que alguien escribió: “vivirás tu vida de forma tal que aquellos que reían cuando al nacer, tú llorabas, lloren cuando al morir tú sonrías”.


Podríamos probar en esa forma dejando un recuerdo que sería la mejor de todas las recetas. Tratemos de empezar hoy, pues queda mucho por hacer.


Más recetas, en el balcón de Cass

martes, 3 de septiembre de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO, El olvido



Si tuviésemos que hacer un resumen de nuestra vida, tratando que no se escapara ningún detalle, necesitaríamos dos tipos distintos de listas: en una trataríamos que estuviera registrado todo lo bueno que pudimos hacer en nuestro diario vivir, todo absolutamente todo, pero buscando que fuera la pura verdad, sin omitir nada, ni siquiera lo más mínimo, aunque nos pareciera que no tiene importancia.
Haríamos una lista de forma que la sinceridad sería el principal ingrediente, dando lugar a que no se nos escape nada ni tampoco se agregue nada a favor porque sí.
Lo importante sería que mostrara todas las virtudes que pudiéramos tener, grandes o pequeñas, simples o importantes, para que quedara al final de su confección, un detalle completo y real de cómo somos.
Si se diera el caso que alguien tuviera que opinar y juzgar lo vivido por nosotros, tendría allí la verdad y podrían saber y juzgar cómo fuimos. Con la satisfacción de haber sido sinceros cuando hicimos el inventario de nuestros buenos actos podríamos ocuparnos de hacer otra lista, simple o detallada de lo otro, lo que no debió ser, pero fue. Lo que a pesar del paso del tiempo, no pudo ni borrarse ni cambiarse.
Pero como en el caso de la otra lista - la de las cosas buenas- estaría registrada la verdad, sin omitir nada y podrían verse allí los posibles errores que tuvimos.
Entonces, al final de esas recordaciones, sólo quedaría poner a cada una un título, que resuma y defina lo que fue, una diría con letras bien grandes y legibles todo lo grato que fue y aunque reconociendo que podría haber sido más amplia. Y en la otra bastaría poner unas pocas palabras que digan “para olvidarse”…aunque mejor sería romper esa lista y hacernos la ilusión que nunca existió.

Hay cosas que no debieran existir, pero existen y su destino final debiera ser uno solo, EL OLVIDO. Nos puede costar hacerlo, pero si lo conseguimos, no hará falta nada más.

Más relatos, en lo de Charo

jueves, 22 de agosto de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: EL ANIVERSARIO


Fue un día como hoy…la misma hora…el mismo sol de siempre. Pero algo hizo que todo fuera distinto, y así sin darme cuenta, todo cambió de golpe.

Nació así, aquella primer mirada, la primera sonrisa, un amago, apenas, pero estaba ahí, como esperándome. Y desde entonces, desde aquella vez, quedó junto a  mí acompañándome y no se fue nunca.

Hoy se cumple un nuevo aniversario de ese “algo” que aquella vez nació, que nunca morirá y que habrá de continuar junto a mí como si fuera mi propia huella, en silencio, siguiéndome en todo momento, en cada hora.

Fuimos luz y sombra, sombra y luz, dos almas que alguna vez estuvieron separadas, pero en cuanto pudieron verse, fueron una sola, que en sus comienzos fue “algo” y que llegó, con el tiempo a ser “todo”.

Eso que una vez pasó, no pudo borrarse y por el contrario, fue más intenso cada vez. Quizás así sea la vida que todavía queda en nuestros corazones.


Hay momentos en nuestro transcurrir en que todo parece que es igual, frío, opaco, sin matices, pero de pronto surgen con toda nitidez y sentimos de nuevo aquello que una vez nació y que en cada aniversario revive otra vez con más fuerza que nunca. Es lo que no se olvida, lo que vive junto a nosotros, que consigue que una sonrisa llena de melancolía aparezca de golpe pero también es la causa de la lágrima que se nos escapa sin que podamos evitarla.

Más relatos en lo de Alson

viernes, 2 de agosto de 2013

(con bastante atraso) ESTE JUEVES, UN RELATO: LA LUNA


Hace bastante tiempo ya, pudimos ver y enterarnos de algo que antes creíamos irrealizable ¡el hombre pisaba la Luna!

Creímos que ese era uno de esos sueños que se consideraban imposible, pero pudimos comprobar que era cierto, que hasta allí habíamos llegado.

Fue toda una hazaña. ¡Quién hubiera imaginado que algo así podría suceder, y sin embargo sucedió!

Pensábamos que tocar la Luna era algo así como una meta inalcanzable y era costumbre por aquellos años sentir frases como por ejemplo ¡Fulano vive en la Luna! O también ¡es más desconocido que el otro lado de la Luna! Eran frases comunes con las que se resumía lo alejado de la realidad que se ubicaba a alguna persona.

Los enamorados, en medio de sus sueños y deseos, le hablaban a esa Luna mágica creyendo que con la luz con que ella iluminaba en algunas noches, hacía posible que esos sueños de amor que mantenían en secreto guardados en su corazón, tendrían por su intermedio vida y podrían cumplirse.

Esa Luna lejana que vimos en nuestro paso por la vida, nos fue acompañando en muchos momentos cómplice que tanto decía y que ella, sin duda, comprendía, en completo silencio.
¿Quién no tuvo secretos guardados en el corazón que la Luna no supiera?

Con poco, con una pequeña cantidad de romanticismo que las personas aportaran se establecieron infinidad de sueños -difíciles o no, cumplidos o no- pero que estuvieron en nosotros  con la permanente esperanza de llegar a realizarse.

No hacían falta las palabras, sólo bastaba ese silencio.Haber sentido eso, recordarlo y sonreír un poco, ¿qué más puede pedirse?

Más relatos luneros en lo de Ma José

jueves, 25 de julio de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: EL BOSQUE



Imaginemos por un momento, que nos encontramos de improviso en un bosque.
Chico, grande, no importa cómo. Simplemente, un bosque, con todo lo que encierra en su interior y que de hecho, no conocemos.
Nos preguntamos: ¿qué habrá en él?
Con la ayuda del tiempo, que irá pasando, lo sabremos, de a poco, paso a paso, minuto a minuto, y de esa forma lo iremos conociendo. Nos llevará mucho tiempo, tal vez, entender y aprender sus secretos, cómo es su interior, aún en lo más espeso y tupido que sea su follaje, y de a poco podremos hasta orientarnos y conocer y elegir el lugar que más nos convenga para planificar los pasos a seguir en un futuro incierto.
En este tipo de meditaciones que realizaremos se nos ocurre pensar en lo que puede pasarnos con nuestra vida a vivir en un futuro.
Volvemos a pensar en ese bosque desconocido que se asemeja a esta vida –la nuestra- tan incierta que no nos promete ningún tipo de seguridad.
¿Qué tenemos? –nos preguntamos- ¿Qué nos depara esta vida? ¿Alguien sabe de ese futuro? No, nadie lo sabe. Puede ser breve o no, grato o amargo, pero pensamos otra vez en ese misterioso bosque que recordamos.
Nos queda el deseo de pensar y esperar que los días venideros puedan transcurrir con la mejor y mayor paz y no nos sintamos prisioneros de esa maraña impenetrable que nos asusta.
Sólo pedimos que ese mañana que soñamos sea todo lo grato que pueda ser.

Más relatos, en lo de Judith

miércoles, 17 de julio de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO: EL POZO DE LOS DESEOS



Según se comenta, hay en algún lugar del mundo, un sitio donde va todo aquel que tiene un deseo que pedir pero allí van también todos los que están dispuestos a dar algo de sí. Se produce así un verdadero intercambio que casi siempre se equilibra.
Se le conoce -así, simplemente- como el Pozo de los Deseos.
De acuerdo a lo que cuentan, es enorme, y es imposible calcular la capacidad que tiene para guardar tanto.
Por mucho tiempo que pase nunca está colmado, siempre por una “magia especial” queda un lugar vacío, disponible para un nuevo deseo que aparezca de improviso.
Si se observa bien, se puede apreciar que a ese Pozo famoso concurren dos tipos de personas, los que siempre piden algo para sí, y los que tratan de dejar algo de lo bueno que tienen para que puedan pedir los demás.
El desfile es incesante pero últimamente pasa algo curioso. Los que piden algo bueno pero a la vez son generosos, son pocos, en cambio los que piden algo sin dejar nada, son la mayoría.
Notamos entonces que lo bueno que allí se acumula disminuye cada vez más y se corre el peligro que desaparezca.
Nos preguntamos ¿por qué razón la gente no lo advierte? no toma conciencia del peligro que se corre cuando solamente se quita y no se aporta.
Llegará un momento en que podremos ver lo que quedó de aquel intercambio ideal.
Si nadie fue aportando eso bueno que se acumulaba si la gente no devuelve con generosidad, llegará un momento en que todo aquello bueno que contenía el Pozo se acabará para siempre. ¿Me pregunto cuándo será?

Más relatos, en lo de San

jueves, 11 de julio de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: HISTORIAS DETRÁS DE LAS PINCELADAS

Muchachas al piano - Renoir

Es sabido que nuestro tiempo de vivir habrá de llevarnos por senderos diversos que de momento, son desconocidos. Cuando nacemos, traemos con nosotros un destino ignorado que vamos conociendo de apoco a medida que crecemos.
Los días al transcurrir, van sucediéndose uno tras otro en miles de situaciones diversas, gratas tal vez, o quizás tristes por momentos, que conoceremos cuando se vayan `presentando, ya que nadie puede saber de antemano ese futuro que habrá de llegar –si llega-
Es un camino largo para recorrer que por momentos nos producirán una forma de cansancio que nos habrá de acompañar en los malos momentos. También habrá otros –gratos, por suerte- y en nuestro diario vivir aprenderemos a equilibrar todas las situaciones que se presenten y de esa forma iremos razonando y distinguiendo, mejorando nuestro desempeño para poder valorizar lo que tenemos a diario. Y entre tantas experiencias nos encontraremos, de improviso –quizás- con alguna obra de arte que nos deslumbre. Yo pude ver, en este caso, algo que dejó en mí su sello especial, una pintura famosa de Renoir –Muchachas al piano- y sentí de golpe, al verlo, una emoción intensa.
Encontré en ella una pintura sencilla, suave, tierna, pero tan expresiva que transmite a quien al mira –al menos a mí- cierta paz que resulta la viva muestra de la inocencia en las vidas de estos personajes, la gracia natural de quienes, con calma, tratan de estudiar y comprender tal o cual tema o situación difícil. Sin estridencias, muestra, define y nos lleva a disfrutar con serenidad tanto el ambiente como los personajes.  Si alguien me preguntara qué le falta, diría que el sonido musical…que no se escucha, pero está. Sólo eso.

Más historias y pinceladas, aquí.

jueves, 4 de julio de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: INDEPENDENCIA PERSONAL


Es muy común escuchar opiniones que obedecen exclusivamente a intereses mezquinos.
-“si me conviene tal o cual cosa, opino a favor”- ese es el comentario de muchos.
Lamentablemente notamos cómo se ha ido incorporando esa manera de actuar buscando arrastrarnos hacia la enorme caravana con que la mayoría se maneja o se inspira. Los grandes ideales no existen, y vemos que las ideas que circulan obedecen a pobres pensamientos de gente que no razona por sí sola, sino que sólo copia lo que hacen o dicen los demás.
No se piensa que cada uno tiene el derecho de opinar y elegir. Se vive creyendo que la independencia personal, es un error y se supone que siempre hay un riesgo al manifestar una idea distinta, creyendo que la razón está donde la mayoría decide.
Y no es así. No nos damos cuenta que la verdad no está en la estridencia de quien quiere imponerla por la fuerza, ignorando que muchas veces puede estar en el más leve de los murmullos.
La independencia de pensamientos que toda persona tiene por derecho, debe ser defendida, apelando a educar con respeto para que nadie pueda sentirse ofendido o molesto porque su punto de vista sea distinto que el de la mayoría.

Aprobar algo sin saber por qué, sólo porque los otros así lo creen, es un error. Disentir con los demás y buscar que comprendan nuestro punto de vista no debe ser considerado un pecado. Nuestro pensamiento nos pertenece y nadie puede pretender que lo cambiemos sólo porque nos lo ordenan.


Más textos independentistas, en lo de Leonor

jueves, 27 de junio de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: El candidato

 

Muchas veces en nuestra vida, nos vemos obligados a buscar a tal o cual persona que tenga la capacidad que creemos necesaria para desempeñar determinadas funciones.
Comenzamos por asegurarnos bien qué es lo que necesitamos, es decir, buscamos tener la certeza de lo que requerimos. No tenemos que omitir ningún detalle, ni debemos exagerar en la valorización que hagamos para poder seleccionar sin equivocarnos.
Ese es uno de los pasos más difíciles a seguir. Entonces surge una primera lista con candidatos, en quienes depositamos nuestras esperanzas para arribar al mejor de los resultados. De pronto comienzan las dudas, independientemente del largo de la lista, empezamos a preguntarnos a quién seleccionamos entre todos aquellos “aptos conocidos”.
Ese tipo de razonamiento lo usamos cuando somos nosotros a quien le corresponde elegir, pero en esta vida que vivimos, los demás -los otros- también, con los mismos derechos que los nuestros para elegir, son quienes, a su vez, deciden si merecemos -llegado el caso- ser candidatos.
Y nos preguntamos ¿tenemos las mismas condiciones que buscamos en los demás? ¿es muy exagerado lo que pedimos? ¿cómo nos vemos? ¿cómo somos en realidad?...y llega el momento de la verdad. Comienzan las dudas y siguen las interrogaciones: ¿por qué dudo de mí? ¿Estoy tan inseguro de mis cualidades?
Buscamos a veces algunos atenuantes, no creemos tener “virtudes” que estaban “escondidas” y algunas fallas que creíamos ya superadas, siguen estando.
Debiéramos actual al revés: estar seguro de cómo somos, mejorar lo que podamos en nuestra forma de comportarnos y optar sin tapujos por quien en realidad precisamos.

Entonces tendríamos todo el derecho del mundo de llevar adelante la selección sin compromisos.

Más relatos jueveros, en lo de Juliano el apóstata

jueves, 6 de junio de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO: LEYENDAS URBANAS (o casi!)

(no será una leyenda urbana...pero se parece!)


En uno de los tantos momentos en que volvemos a encontrarnos en lugares conocidos, sentimos que sin quererlo, comienzan a revivir en nosotros, recuerdos que suponíamos olvidados, pero aunque estuvieron adormecidos en nuestra mente por mucho tiempo, nunca fueron olvidados.
Hay cosas que nunca mueren, están intactas, y notamos que de pronto, surgen con total nitidez en forma completa, nada queda en el olvido y todo vuelve a ser otra vez como si realmente fuera la primera vez.
Basta a veces, caminar unos pasos por tal o cual lugar y comienza otra vez el desfile interminable de viejas anécdotas, y todo vuelve, y pensamos ¡aquí estuve!...mi escuela, mis libros, mis cuadernos, mis compañeros, esos que estaban y hoy no están… los que no están pero aún los veo y siento junto a mí.
Me veo otra vez, en la misma calle que me vio correr detrás de una pelota esquiva para alcanzarla y ser su dueño, manejándola a voluntad y de a poco todo eso se fue yendo y ya aparecen en mí otros recuerdos, en un mágico cambio, momentos de aquellos sueños imposibles, de ilusiones, ya miraba cosas nuevas, y elegía con la alegría de esos años juveniles.
Nunca podré olvidarme de un grupo de amigos a los que yo, de muy joven, enseñé a bailar. Yo, a su vez, había aprendido estando en edad escolar, a bailar diversos ritmos, porque acompañaba a mis hermanas –mayores que yo- cuando ellas iban a los bailes. Cuando me llegó la época de ir a los bailes a mí, fui el maestro de todos esos amigos. Yo les enseñé todos los pasos, y conmigo aprendieron. Todos tuvieron esa iniciación cuando debutaron.
Recuerdo el miedo que cada uno tenía, y como compensación, también sentí la emoción que ellos sintieron al bailar su primera pieza, y eso no se borró nunca.
Aquellas lecciones dadas casi en secreto, quedaron como una leyenda de nuestra juventud que seguramente ellos habrán repetido a sus nietos como yo la cuento ahora.
Fueron momentos idos que pasaron en mi vida que no se olvidan y que siguen siempre junto a mí.

Quisiera que nunca se pierda nada de eso, que siempre estén presentes aunque estén muy guardados. Triste sería que de todo aquello, no quedara nada.

Más leyendas urbanas en lo de Judith

viernes, 24 de mayo de 2013

ESTE JUEVES -CON ATRASO- UN RELATO: "Estamos hartos"



Hace un tiempo, pensé que los seres humanos estaban destinados para hacer el bien a sus semejantes.
Siempre creí -estaba seguro- que siendo buenos, el paso del tiempo, no iba a ir degradándonos de a poco hacia la nada. Pensé que en algunos casos, por falta de oportunidades para aprender a mejorar, la vida no les permitió un aprendizaje adecuado.
Pero con el correr del tiempo, empecé a darme cuenta que mucha gente, lejos de actuar como corresponde dentro de la verdad y la decencia, elige conscientemente el otro camino, el de la mentira y la hipocresía.
Hoy la vida me muestra que hay dos caminos para recorrer, por uno, van muy pocas personas, podríamos decir que pueden contarse con los dedos de la mano. En el otro, hay tantos, que en poco tiempo estaríamos hartos de contar. 


Más relatos de hartazgos en La Bitácora

jueves, 16 de mayo de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: La fiebre del oro


Años atrás -muchos- existió un tipo de ideal de vida a la que se llamó, la Fiebre del oro.
Consistía en la búsqueda desesperada de las riquezas que permitiría alcanzar a quien lo hallara, la ilusión y la promesa de una eterna felicidad. Todo iba a quedar resuelto, desaparecerían de golpe las tristezas, las amarguras, creyendo que una magia especial dejarían de existir los sufrimientos, las penas y hasta muchas veces, los dolores físicos, aun los más intensos.
En la búsqueda de ese oro que tanto se deseaba, fueron quedando atrás sentimientos y conductas de vida que la cordura exigía.
Todo valía y no había razones que permitieran una conducta decorosa a tal punto que se dejaban de lado lo correcto. Ya casi no quedaba nada limpio o puro, y todo se iba corrompiendo y así se vivía.
Pero lamentablemente sucedía que esa meta que tanto se buscaba, muchas veces no se encontraba, y la desesperación crecía. Quedaban detrás muchos sueños y esa ilusión que no se terminaba de concretar, iba perdiendo consistencia hasta convertirse en un fracaso.
Más tarde aparecieron los resultados.
Quien tenía mucho de ese oro tan apetecido, iba dejando en su camino todo lo bueno aprendido y sólo quedaba los oropeles de la apariencia.
Vivían en constante estado de egoísmo y soledad por miedo a que alguien robase esa fortuna hallada.
Los otros, los que nada encontraron en esa búsqueda desesperada que los obsesionaba, comprendieron al final que no poseían nada ni en sus bolsillos ni en su corazón y así vacíos, apenas lograban sobrevivir.
Todavía hoy siguen habiendo personas intentando esa afanosa búsqueda que en definitiva, no deja nada. Pierden todo lo importante, lo que hace valiosas a las personas. Su ceguera es total, los sentimientos, el afecto, el aprecio hacia sus semejantes es cosa caduca, tiene más importancia la pena que muestran sus bolsillos vacíos que las virtudes que pudo haber habido bajo su piel. Para ellos no tienen ya valor.

Pueden estar vacíos los bolsillos pero si en nuestro corazón rebasa lo bueno que tenemos, aprenderemos a vivir en armonía y felicidad. Debemos elegir. No es tan difícil.

Más relatos de Fiebre del oro, en lo de Juan Carlos

miércoles, 1 de mayo de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: Dolor emocional



Sin darnos cuenta aparecen en nuestra mente algunos recuerdos que quedaron registrados para siempre.
A veces, agradables, a veces, no tanto y otras -lamentablemente- tan fuertes que golpean y llegan a emocionarnos contra nuestra voluntad, dejando un dolor tan amargo como imprevisto.
Son recuerdos que brotan sin que sepamos el por qué, pero vienen y así como pueden ser sensaciones que nos llevan a una sonrisa, también nos acercan sin quererlo a una lágrima.
Nunca eligen, están ahí, consiguen desviar nuestra atención y aparecen en forma repentina, pueden alegrar, pero también todo lo contrario, nos acercan a un tipo de nostalgia que lastima.
Muchas veces, quisiéramos que todos nuestros recuerdos fueran agradables, como para permitirnos vivir en una permanente evocación de alegría pero sucede que reviven en nosotros penas o tristezas que nos deprimen y consiguen borrar lo grato que quisiéramos conservar siempre.
Otras veces sucede lo contrario. Cuando una emoción dolorosa nos hace mucho mal, un solo instante de una pequeña alegría que asome, nos sirve para olvidar ese mal momento y comprendemos de golpe que la vida está llena de esos movimientos tan variables, tan distintos, tan llenos de matices que nos sirven, con el tiempo para entender y valorar los contrastes que constituyen la vida.
Después, con el tiempo, con la experiencia aprendida, sacamos nuestras conclusiones, razonamos y vemos en un rápido desfile el resultado obtenido.
Y llega el momento, con el recuerdo de todo lo vivido, que notamos que queda en nosotros algo que podemos llamar un balance emocional. Es el resumen de todo lo bueno que pudo ser y no fue, junto con todo lo otro que no debió ser, pero dejó su huella.
Pero nos queda un consuelo, peor sería llegar al final del camino y comprobar que no nos  quedó nada, que todo transcurrió con total indiferencia, que llegamos vacíos.


Más relatos jueveros, en lo de Lucía

miércoles, 10 de abril de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: Mensaje en una botella



Si pudiera dejar escrito un mensaje dentro de una botella, con la esperanza de que alguien la encontrara, trataría que en ese mensaje estuviera resumido todo mi sentir, sin omisiones de ningún tipo, y pondría en ello todo mi sentimiento y mi verdad.
Haría todo lo posible para que lo escrito fuera lo más completo posible, para que todo aquel que pudiera leerlo, sacara conclusiones, verdades y enseñanzas, para que lo ayudaran a comprender lo importante que es la vida cuando se la vive en forma correcta, tal como debe ser vivida.
Pero en el caso de que esa lista fuera tan completa, tendría el problema de que el tamaño de esa botella debiera ser tan enorme que anticipadamente sabría comprender que sería algo imposible.
No me quedaría entonces, otro recurso que reducir la lista de los deseos que quisiera que se cumplan y desde ya lo daría por descartado, por cuanto todo estaría incompleto y de esa forma, de nada serviría.
¿y qué hacer entonces?
Pienso que en el mundo habría una botella vacía siempre flotando y viajando en la espera de que no falte alguien que a encuentre, le quite la tapa y sienta todo lo que en ella está guardado, aunque no se vea.
Después desearía colocando la tapa otra vez, para que siga su viaje por todos los mares del mundo, con la esperanza que nunca falte alguien dispuesto a encontrarla y pueda leer las palabras que sin verse, esperan ser leídas.
Por momentos me parece una fantasía, pero aún así, creo que sería peor pensar que no puede ser posible.
Sólo queda encontrar una botella vacía…
Lo demás, su contenido, el mensaje a transmitir, ya está, sólo queda taparla, buscar el agua de un río o del mar, reunirlos con el ferviente deseo de que nunca se pierda y que no falte una mano que la encuentre y sepa interpretar todo lo que hay dentro de ella.
No quisiera nada más.

Más mensajes embotellados en lo de Encarni

jueves, 14 de marzo de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: Las manos




Tu mano puede golpear o acariciar. Alguien lo dijo alguna vez y quedó registrado como una gran verdad.
Es cierto, pero depende de lo que nosotros elegimos.
Claro que, en primer lugar, no hay ninguna razón para golpear a nadie, ya que esas mismas manos pueden ser portadoras de una caricia y la decisión de hacerlo así, brota enseguida en nosotros. Es cuando elegimos bien.
Pero no sólo se lastima cuando esas manos apelan a la fuerza, a veces una palabra mal dicha, una ofensa involuntaria o no, duele más.
Nos sentimos mucho mejor cuando notamos que se unen para acompañar un ruego y pueden ayudar a nuestro pedido en silencio, y son también las que en una despedida, o en un adiós, dicen de nuestro sentimiento al separarnos, y las que anteceden al abrazo con que damos nuestra bienvenida.
Hablan siempre por sí solas, en completo silencio cuando brota de nuestro corazón una alegría que nos lleva a una caricia y cuando en un gran dolor, se unen para un consuelo que nos ayuda a mitigar la pena que se siente.
Muchas veces la palabra no es necesaria para expresar lo que sentimos, basta con colocar esas manos en forma espontánea en nuestro pecho –como quien frece su corazón- y son las mismas que se anteponen delante de nosotros como una posible defensa ante algo que no queremos.
Sucede en nuestra vida momentos que pueden ser tristes, sin querer, esas manos se retiran impotentes a nuestro costado y dicen de nuestro pesar, pero son las mismas que ante una alegría repentina, se juntan en un aplauso.
Dejemos que en nuestro futuro esas manos ofrezcan más caricias que golpes, más aplausos que decepción. Con eso basta.



Más relatos manuscritos, en lo de Dorotea

jueves, 7 de marzo de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO: Relatos al viento



En el transcurso de esta vida que nos toca vivir, y sin quererlo, acuden a nuestra memoria, cosas que pueden ser simples, o no, cosas que creíamos que ya no existían, pero que estaban adormecidas en algún rincón de  nuestro corazón y sin que nos lo propusiéramos, aparecen con toda nitidez: recuerdos del ayer, nostalgia de viejos momentos vividos que, aunque lejanos, están ahí, y vuelven sin que sepamos por qué.

Hay cosas que, sin quererlo, perduran. Su destino era el olvido, pero en cambio resurgen y quedan registradas en un muestrario, completo e intacto, nada se escapa, y así seguimos recordando, con la sensación que estamos contándole a alguien que está junto a nosotros, como si habláramos en voz alta… pero estamos solos, no vemos a nadie cerca, hasta que caemos en la cuenta que en definitiva, estamos hablando con el viento.

Llega entonces un momento en que nos parece que mejor sería no tener recuerdos, aunque luego, pensándolo mejor, comprendemos que peor sería no haber sentido nunca nada. Y no sentir nada, debe ser triste, mucho más triste que todo aquello que pudo ser grato y no lo fue.

Si pudiera, le pediría al viento que se lleve todo lo que no merece ser recordado. Podría ser una buena idea…y si pudiera, también le pediría que los malos momentos fueran arrastrados por el olvido bien lejos, para que no volvieran jamás.

Más relatos al viento en lo de Juan Carlos

miércoles, 30 de enero de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO: Hablar escribiendo



La satisfacción de escribir lo que sentimos y el poder hablar y comentarlo, de por sí nos alegra al notar que nos permite constatar que toda idea o plan para ser desarrollado, puede tomar forma y comenzar a tener vida.
Basta saber que esos pensamientos nos acompañan en todo momento y así podemos comprender que el uso que le demos puede ser -si queremos- amplio, útil e infinito.
Si sentimos que de golpe, ha nacido en nosotros algo así como un sueño, una ilusión o un deseo y podemos expresar esa idea, nos daremos cuenta que los límites no existen, que somos libres de pensar y el horizonte soñado ya no estará tan lejano.
Esos sueños, deseos e ilusiones ya estarán tan integrados en nosotros que aunque nos lleve toda una vida para que se concreten, estarán… y eso es lo importante: que se mantengan y no mueran nunca. Así sabremos que la verdadera meta de esos sueños es que existan y perduren y las ilusiones soñadas siempre tengan vigencia.
Alguien dijo alguna vez: “todo lo que tiene el árbol de florido, vive de lo que tiene sepultado”. Sí, es cierto, pero también consideremos que no basta contemplar la flor sin pensar que hay una raíz que la nutre y le da vida.
Es hora que comencemos a valorar a ambos: esa flor y esa raíz se necesitan ya que una nace de la otra y esa otra, le permite que viva.
Así deberían ser nuestros actos y sentimientos no basta que estén adormecidos en nuestro interior, porque así nunca podrían mostrarse y darían lugar a pensar que no tienen vida. En cambio, si esos sentimientos toman cuerpo a través de nuestras letras y florecen, olvidándose de su permanente silencio, entonces podremos ser por siempre los dueños de un jardín que servirá para que todos lo disfruten.
Entonces veremos que para las buenas intenciones, los límites no existen.

Más relatos, en lo de Rossina

lunes, 28 de enero de 2013

MI TEXTO DE ESTE JUEVES

Debido a un pequeño malentendido en el envío del material, mi texto juevero de la semana pasada no fue publicado con el texto de Borges que lo inspiró. Subsano ahora esa falencia.



pág 53 de "Nueva antología personal de Jorge Luis Borges"
Poema: Las cosas

El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde
una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.

Mi texto:

Hubo una vez, hace tiempo, cuando reinaba la nada, que apareció de esa nada, cuando todo era silencio, cuando la luz no existía, hubo un algo que brotó de improviso y aquello que era nada, empezó por vez primera a tomar forma, y desde ese momento, comenzó a ser…algo, apenas, pero fue.
Así se dio el comienzo. Primero nada, después algo, y más tarde, alguien que aprendió a llorar solo, sin que le enseñaran, y fue niño al principio, dispuesto a crecer para hacerse adulto.
Entonces fui yo. Y así me encontré en la vida, sin saber ni entender nada. Solamente estaba…y poco a poco pasé a ser uno más, y comenzó la enseñanza, aprendiendo todo, de apoco, hasta saber distinguir lo que creí bueno de lo que no.
Ya conocía lo que era el afecto y qué era el cariño y qué era tener a alguien cerca a quien querer y así aprendí a reconocer la felicidad, con la misma sencillez con que se adora una cometa ose acaricia una simple pelota de fútbol. Fue la época en que tenía apenas un poco de algo, y ese algo –tan pobre al principio- comenzó a valorizarse y me acompañó hasta hoy y nunca murió, ni morirá con el paso del tiempo.
Todo forma parte del recuerdo que estará siempre conmigo, como mi piel, cubriendo y cuidando ese que soy.
Y el tiempo fue pasando, la vida siguió su curso y comenzó otro momento distinto, otra forma de ver y entender. Siguió el aprendizaje, con temas nuevos y desconocidos y seguí eligiendo lo que creía mejor, dejando de lado lo que no servía, lo que no educaba, lo que no enseñaba.
Después, en el momento de hacer balance de nuestros actos, pocos o muchos -la cantidad no interesa- uno va poniendo énfasis en lo que puede ser enseñanza para los que vienen detrás.




miércoles, 9 de enero de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: Homenaje a nuestros mayores



Es cierto, en nuestras vidas, hubo, hay y habrá siempre ese inolvidable conjunto de personas mayores de quienes aprenderemos todo lo bueno que nos enseñen y nos sirva de ejemplo y modelo. Familiares, maestros, amigos.
Son y serán siempre ese grupo de guías –nuestros mayores- que nos señalarán el camino a seguir –el correcto- esos mismos mayores que estarán siempre a nuestro lado, procurando apartarnos de los lugares considerados peligrosos y serán ellos los que nos harán notar la diferencia de lo que debe ser y de lo que no. Y todo con muy pocas palabras.
Así aprendimos, nos decían: No…y ese “No” era un “no” sagrado. No terminaba de ser pronunciado y ya se cumplía. Otras veces se usaba algo más simple que esas dos letras juntas, y así supimos conocer un método más sencillo, bastaba con que nos miraran y entendíamos todo, en completo silencio y ya sabíamos lo necesario. Esto sí, esto no.
Esas miradas a veces enseñaban más que los libros; muchas veces lo leído, no se comprendía bien, pero eso que nos decían esos ojos que nos miraban, decían todo, simple, rápido y completo.
Fuimos creciendo de a poco y empezamos a razonar y comprender como personas mayores y no fue necesario tomar ningún curso especial. Ha pasado algún tiempo, quedan muchos caminos desconocidos para recorrer todavía, queda mucho para aprender, pero es hora de enseñar lo que aprendimos, lo que dice una mirada cuando enseña, lo inamovible de un “No” cuando se pronuncia. Todo a su tiempo, pero como debe ser. Muchas veces no hará falta la palabra que corrija, bastará con que miremos y será tal vez el mejor de nuestro discurso. Y sentiremos la satisfacción que experimentan los mayores cuando dejan algo, cuando enseñan, cuando hay alguien a nuestro lado que aprende. Y no morirá nunca ese deseo de ayudar a los demás, como nos enseñaron, como seguiremos enseñando, siempre con la idea de que haya alguien que necesite ejemplos y haya alguien que los de.

Nota: sé que mi punto de vista es producto de lo aprendido en una época distinta, hoy seguramente será cuestionado por muchos, pero es así como yo aprendí y sigo creyendo que puede ser útil.

Más relatos en lo de Gustavo.