Seguidores

viernes, 23 de octubre de 2015

ÚLTIMA CARTA

Eduardo Américo Frau
(12 octubre 1921 – 22 octubre 2015



Luego de quince días de complicaciones en los que una bronquitis fue derivando hacia una descompensación general, médica y emocionalmente contenido, lúcido hasta el final, sin dolor, y estando dormido, mi papá falleció durante la primera noche de internación.
Se fue bien. Con la serenidad que merecía. Quedan su recuerdo, los momentos compartidos, sus anécdotas, sus ocurrencias, su trayectoria de vida, las relaciones que supo cultivar en distintos ámbitos, las artesanías que disfrutaba y creaba, sus cosas, sus palabras…
Cierro en su nombre, con esta dedicatoria, su blog que tanto significó para él estando en vida. Les agradezco enormemente todo lo que le aportaron a través de sus comentarios y compañía. Los saludos y felicitaciones que le dejaron aquí para su cumpleaños lo pusieron muy contento. Gracias por todo.


Mónica, su hija.

lunes, 12 de octubre de 2015

OTRO CUMPLEAÑOS!

El propietario de este blog hoy cumple 94 años y a modo de celebración hemos armado este post para agradecerles a todos por sus constantes muestras de amistad y cariño. 


La vida merece celebrarse a cada segundo y la mejor manera de hacerlo es teniendo proyectos y disfrutarlos en buena compañía. 
Sírvanse torta, dulces y lo que gusten y súmense al festejo! 







jueves, 1 de octubre de 2015

ESTE JUEVES UN RELATO: AMOR POR LAS PALABRAS


En todos los idiomas, se encuentran palabras que al ser dichas, pueden ser elogiosas o tal vez, a la inversa, pueden llegar a ofender.

Algunas de ellas, brotan de nuestra parte sin querer y sin control, que en lugar de alegrar, lastiman.

Se dicen a veces sin desearlo; otras veces no, y esas son las que más duelen a quien las escucha y que nos dejan un sabor amargo después que las decimos.

Pero también hay otras, -muchas tal vez- que no decimos, y que debieran ser las que nos dan la oportunidad de demostrar nuestro afecto y cariño hacia alguien que nos merece nuestro respeto.

Pero entre las tantas que podemos decir en la vida, hay una que sin saber el por qué, está guardada en nuestro sentir y cuesta mucho decirla cuando debiera ser dicha en el momento oportuno.

Es una palabra que tiene pocas letras, pero a veces nos cuesta mucho decirla cuando debiéramos hacerlo.

Esa palabra que tanto nos cuesta decir tiene un nombre “Perdón” y nos preguntamos muchas veces por qué no la usamos seguido. Algunas veces porque no la buscamos, tal vez porque no la queremos encontrar y pronunciar, nos cuesta hacerlo.

Otras veces, por no acostumbrarnos a decirla, queda en el olvido y no nos damos cuenta de la satisfacción que sentiríamos al poderla usar más seguido.

Deberíamos poner más atención y ocuparnos de que nunca nos falte decirla cada vez que deba ser pronunciada.

Lo ideal sería cambiar nuestra costumbre de pensar y actuar para que nuestro modo de ser no necesite de esa palabra ni de ninguna otra para disculparnos por lo que hayamos hecho mal.

Sería más fácil.

Es difícil pero debe ser posible.

Autor del texto: Eduardo


Más relatos, en el Balcón de Cass