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jueves, 27 de febrero de 2014

ESTE JUEVES, UN RELATO: EL TREN


Todas las mañanas al levantarnos, nos encontramos con el dilema de no conocer lo que nos habrá de suceder en nuestro diario vivir.

Puede ocurrir que en los primeros momentos no tengamos idea de hacia dónde queramos ir; los objetivos no aparecen y nuestra mente sigue estando vacía de ideas.

Podríamos hacer comparaciones y pensar que la vida es semejante a un viaje y ya, sentados en el tren que habrá de llevarnos a destino, no tenemos noción aún de cómo nos irá.

Es la duda que tenemos al comienzo esperando que nuestro tren, donde estamos sentados, comience a moverse.

En la vida también sucede algo parecido que sobre los rieles, nos sentimos igual que antes de emprender el viaje, no tenemos idea de cómo será lo que vendrá, pero estamos en marcha y el futuro comienza a definirse.

Comienzan a definirse las distintas etapas que van llegando lentamente, como en un catálogo interminable de secuencias que habrán de sucederse en nuestro paso por la vida.

Es el momento de elegir lo que suponemos será nuestro destino. Trataremos de cuidar que nuestro viaje sea ideal, ya que somos nosotros quienes manejamos ese tren imaginario.

Los aciertos que tengamos y los posibles errores que puedan suceder, muchas veces serán debido a la impericia o talento que tengamos al manejar.

Todo depende de nosotros y tal vez, con el cuidado debido, podamos tener la seguridad que nuestro tren llegará a destino tal cual deseamos; sólo debemos ocuparnos de estar atentos a los imprevistos del camino y tratar de que nada ajeno a nuestros deseos se interponga.


Es difícil, pero no imposible.



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jueves, 13 de febrero de 2014

ESTE JUEVES, UN RELATO: El amor




Me preguntaron una vez:
-¿Cuándo es más intenso el amor que sentimos? ¿Cuando lo damos sin que sea pedido o el otro, el que llevamos escondido debajo de la piel, porque nadie lo vino a buscar y está sano y puro aún?-
Terrible dilema, amigo…
Empecemos por el primer caso. Nació, ¿cuándo? No importa. Nació, está; lo sentimos en cada latido de nuestro corazón, sin saber la razón por la que existe.
Vivimos quizás preguntándonos el por qué y las respuestas no aparecen. Conocemos sí, su intensidad, está junto a nosotros como una sombra misteriosa que nos acompaña y muchas veces en lugar de sentir la enorme alegría que eso significa, sentimos algo así como una especie de dolor, cuando no es correspondido.
Y está el otro sentimento. Lo llevamos guardado en nuestro corazón en secreto y en silencio. Enfermo de pena y de tristeza porque se siente solo, esperando ese otro imposible que debiera estar pero que lamentablemente no está.
Tal vez sea el que más duela. Su soledad lastima. Su esperanza y deseo nunca se hacen realidad y se vive entonces con la inútil espera por sentirlos aparecer pero todo termina en una queja silenciosa que tiene apenas la consistencia de un suspiro, breve, pero lastima.
Llega entonces el momento de la pregunta, el momento del balance final y la respuesta que tiene que llegar no llega y otra vez dudamos.

¿Cuál es el verdadero amor? Y seguimos esperando poder responder, mientras deseamos vivamente que ese sentimiento nunca se aleje de nosotros  y que aunque lo extrañemos siempre su recuerdo nos acompañe y nunca nos falte esa luz de esperanza tan necesaria.


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jueves, 6 de febrero de 2014

Este jueves un relato: En prisión



En este mundo en que vivimos, con el correr del tiempo, notamos que hay dos formas distintas de encarar nuestros actos y nuestros pensamientos. Uno es vivir bajo la modalidad de copiar lo que los demás nos imponen y sentir y pensar lo que el común de mucha gente hace o dice.
Esa forma de pensar se concentra en una costumbre que, sin darnos cuenta, nos lleva a vernos encerrados en un tipo de ideas determinado y aunque no lo notamos, esa forma de vida se convierte en una especie de encierro o prisión que no nos permite ser como debiéramos ser.
De a poco notamos que sólo nos limitamos a seguir lo que los demás nos quieren imponer.
Entonces nos encontramos de golpe con que lo nuestro, no es nuestro, solamente es copia del sentir de algunos y cuando nuestra propia personalidad se derrumba, sentimos que no somos nada, que lo que hacemos o decimos está sujeto a lo que los otros quieren que hagamos.
Dejamos de ser personas; apenas somos títeres que funcionan porque algo o alguien nos dirige.
En cambio, hay otra forma de entender la vida, es la de apartarnos de esa costumbre de seguir lo que “está de moda” para comenzar a tener ideas propias, según sea nuestra manera de asumir lo que creemos correcto, filtrando lo negativo para tener el enorme placer de ver que, para los demás pueda ser una conducta digna de ser ejemplo.
Nos queda a cada uno de nosotros elegir lo mejor posible.
A todos nos debe gustar por las noches apoyar la cabeza en nuestra almohada para descansar con la conciencia tranquila.

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