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viernes, 20 de julio de 2012

CARTA 10


Después de mucho tiempo de no vernos, después de años, nos encontramos sin querer, en un sitio común ¡frente a frente!
Tuvimos que mirarnos, estábamos muy cerca el uno del otro, no podíamos disimular, no había otro remedio, aunque no quisiéramos, aunque hubieses preferido irte ¡pero no pudiste!, tuviste que quedarte frente a mí, y debiste comenzar a recordar lo nuestro ¡aquello!, es posible, yo también me vi obligado a lo mismo, sin querer.
Fue hace mucho.
¿cómo empezó? De lo más simple, nos presentaron, conversamos, coincidimos en muchas cosas y así, poco a poco, nos sentimos amigos, así de sencillo ¡así empezó lo nuestro!, y esa amistad fue creciendo con el tiempo, en mí fue afecto, cariño ¡llegó a ser mucho más!¡Llegó a ser amor!, íntegro, inmenso, como debe ser, pero de parte tuya debió ser muy frágil lo que hubo, porque se quebró de golpe, y así como nació un día…así murió.
Había aparecido algo entre los dos y se interpuso ¡separándonos!
Hubo un alguien, y lo nuestro quedó trunco, yo no lo quise, pero la decisión fue tuya, ¡y todo terminó!
Creíste que ibas a tenerlo todo, ¡convenía más!, ¡te ofrecieron más!, y elegiste, me dejaste de lado, y perdí todo, cariño, afecto, amor.
Yo solo te había ofrecido la promesa de quererte con todo el amor que había en mí, pero no debió alcanzarte ¡era muy poco!
Elegiste lo otro ¡dijiste que sí! Pero debió haber sido dicho apenas con los labios, esa palabra no debió salir de tu corazón ¡yo estaba en él! Pero pasé a formar parte de lo que se olvida, ¡mientras decías que sí!
Pero te dijeron mal, o te equivocaste, porque no te dieron todo, ¡algo te faltó! Y ahora al encontrarte, sé que justamente fue lo que yo  te quería dar aquella vez, hace tiempo. Cuando mis manos se juntaron para ofrecerte algo y no lo aceptaste porque debió parecerte que no tenía valor.
Después no nos vimos más, ¡te alejaste de mí!, ¡definitivamente! Sin darme ninguna razón, nada…fue simplemente un final muy triste y sin ninguna explicación, y no sé qué me dolió más…si el saber que terminaba todo lo que hubo, o el no saber el motivo de tu alejamiento.
Fue entonces, cuando me pregunté si el amor se vendía, ¡si tenía precio, y si se compraba!
¿Cuánto tiempo pasó? Mucho… yo terminé por olvidar, no intenté nada, ni siquiera escribirte, porque hubiera parecido que me guiaba el rencor ¡y me callé!
Hoy nos encontramos, en un lugar común, por casualidad, y empezamos a dialogar con los ojos ¡tan cerca estábamos!...sin hablarnos, solamente mirándonos, ¡y nos fuimos diciendo todo!
¿Cuántas cosas te pregunté mientras te miraba? Fueron tantas, que todas juntas quisieron formar una sola… ¿por qué?
Y mi mirada fue fija, esperando encontrarse con la tuya, pero no me miraste más, ¡bajaste la vista!...fue para mí como una confesión de tu parte…lo supe todo, ¡lo adiviné!...momento por momento, desde aquel día en que quedé de lado, cuando te alejaste.
No dejé de mirarte, pero no encontré tus ojos mirándome para decirme algo…estaban fijos en el suelo, y así supe de tu amargura, de la amargura del que sin mirar dice cuánto se equivocó.
¿qué era?...¿arrepentimiento?...¿dolor?...¿fracaso?...¿o eran las tres cosas juntas a la vez?
¡Cuántas cosas debiste sentir mientras callaste, con la vista en el suelo, tratando de negar!...pero fue imposible, sin decir nada, sin mirar… ¿cuánto supe?, ¿cuánto me dijiste?
Ahora, después de este encuentro casual, te escribo, no es un reproche por aquello que pasó…por aquel, tu abandono, ¡hace tanto tiempo que no tendría sentido!...lo hago porque vi que a tu lado había alguien tomada de tu mano…que te dijo una sola palabra..¡mamá!...Y pienso que llegará el día en que ella tenga también que le ofrezcan y alguien que convenga más…¡como entonces!
¿Qué harás si eso sucede?..¿dejarás que se equivoque?...¿dejarás que se repita lo que quedó detrás de ti?...¡No lo permitas!...¡que no tenga nunca que bajar la vista, como pasó esta vez!..¡que no elija mal!...¡que no le ponga precio a lo que no debe venderse!..¡a eso que se da, con toda el alama!...que, aunque parezca que no tiene valor, es tanto, ¡tanto!..que sin eso no se puede vivir.
Nadie lo sabe mejor que vos.
¡No lo olvides! Por eso hoy te escribo, por eso y nada más…



6 comentarios:

  1. Que momento encontrarse asi frente a frente!
    Uno toma las decisiones pensando que será lo mejor, pero a veces se equivoca y luego es difícil volver atrás.
    Ojalá que los hijos no repitan los errores de los padres, enseñarles a ser auténticos y a elegir con el corazón parece la mejor opción.
    Un abrazo

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    1. En primer lugar, quiero agradecerte todos los comentarios recibidos de tu parte. Espero que en el futuro pueda seguir mereciendo la atención de una respuesta.Las recibidas hasta ahora me llevan a sentirme halagado y me motivan a continuar dialogando a través de los comentarios.
      Muchas gracias.

      Eduardo, desde el perfil de mi hija

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  2. Duro el encuentro, tan duro como ese abandono. El corazón agarrado en un puño tras la lectura. No hubo reproches sino el poso de un amor que aún casi quemaba.
    Escribir cartas así es todo un arte, un derroche de sentimiento y sensibilidad.
    Un abrazo.

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    1. Escribir cartas y tener la suerte que haya alguien que esté de acuerdo con su contenido y pueda compartir sentimientos y sensibilidades, ya es un logro.
      El arte reside en el abrazo invisible del escribe lo que siente y el que –del otro lado- necesita que le escriban.
      Un abrazo.
      Eduardo, desde el perfil de mi hija

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  3. Hola Eduardo, he pasado a leerte. Una carta que sabe a reencuentro pero también a incomprensión, a necesidad por saber, a preguntas que nacen súbditas y respuestas que se desprenden de una mirada esquiva.
    La vida a veces, nos depara desencuentros, momentos que se pierden, oportunidades que se escapan, los por qué y para qué, no siempre se pueden explicar con certeza, a veces es solo inmadurez, inseguridad, quién sabe. Creo que en algún momento todos tendremos una mirada pegada en el piso y un no saber qué decir. Lo importante es tener el valor de encerrar en una carta todo eso que se siente muy adentro.
    Besos al vuelo desde Montevideo:
    Gaby*

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    1. Hay veces que nos encontramos con situaciones que se nos aparecen de golpe.
      No dan tiempo de razonar ni pensar en un por qué.
      Hay recuerdos que duelen pero mucho más doloroso es cuando nos sentimos culpables de algo.
      Cuando no sentimos ninguna culpa, el problema ya no nos pertenece.
      Saludos.
      Eduardo, desde el perfil de mi hija.

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