Tengo una historia para contar. Se me ocurre que puede
suceder en una playa, no importa cual.
Sólo necesito pedirle al mar un poco del agua que por
momentos llega a la orilla donde está la arena esperándola.
Ya tengo dos cosas importantes, agua y arena, son los
materiales que necesito, sólo me falta que la criatura que voy a crear y que
está en mi mente, tome vida, como mi fantasía lo quiere.
El resultado de mi obra es perfecto. Tiene todo, no le
falta nada. Su figura, su porte, todo, lo mejor de lo mejor, está reunido en
una sola cosa: su cuerpo perfecto.
Sólo falta darle vida y comienzan los problemas ¿cómo
quiero que sea? ¿Suave, amable, cariñosa, sencilla? …y la búsqueda sigue. Pienso
que por olvido algo puede faltar .
Hay momentos en que creo que está completa pero aún
así, tengo dudas. No sé qué, pero le falta algo.
Y la duda sigue ¿qué me olvido de agregarle? -me
pregunto- y sigo pensando y pensando.
Hay momentos en que quiero suspender todo, porque
estoy seguro que algo falta y no sé qué. De pronto me doy cuenta del error que
cometí. Había elegido lo mejor de todas las cualidades para que fuera perfecta
y me olvidaba de lo principal.
Ahora lo sé, de golpe me di cuenta que no le había
puesto corazón, y cuando lo comprendí, aquello que tanto soñé, era una figura
sin vida, fría, que nada decía.
Después recuerdo -ya más tranquilo- dónde estaba el remedio
y en la forma más sencilla, suavemente emití un soplido leve, como un suspiro,
y noté que cobraba vida. Sonreía y me parecía que me decía -¡aquí estoy,
esperándote!-
Desde entonces, no busco más, ya no hace falta. La siento
junto a mí y no necesito decirle que me acompañe.
Soy yo quien ahora el dice las mismas palabras ¡aquí
estoy! Y le agrego ¡te busqué tanto!
Ahora somos dos.
Más relatos de playa, en lo de San
Que casualidad. Yo pensaba escribir algo parecido. Pero la inspiración se me cortó, no pudiendo desarrollar la idea.
ResponderEliminarQue bien escrito.
Me alegro que te haya gustado.
EliminarSaludos, Eduardo.
Pues que dure mucho la suma de factores. Besos.
ResponderEliminarOjalá así sea.
EliminarSaludos, Eduardo.
La mujer perfecta porque es tu complemento, es muy bonito tu relato.
ResponderEliminarAbrazos
Agradezco mucho tus palabras.
EliminarSaludos, Eduardo.
Que precioso relato. Sin duda alguna el mar concedió tu deseo, y creaste la mujer tus sueños. Un impactante final.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias por tus palabras.
EliminarSaludos, Eduardo.
Muchas gracias por tus palabras.
EliminarSaludos, Eduardo.
En lugar de con barro la has creado de arena de playa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegran tus palabras.
EliminarSaludos, Eduardo.
La pareja perfecta, el complemento a una vida, preciosa alegoria Eduardo.
ResponderEliminarGracias por acudir a mi cita, siempre es un honor.
Un abrazo muy cariñoso.
El honor ha sido mío. Muchas gracias por tus palabras. Te retribuyo el abrazo.
EliminarEduardo.
Saber buscar y saber encontrar.
ResponderEliminarSeguiré buscando y espero seguir encontrando.
EliminarSaludos, Eduardo.
Tu media naranjo, el complemento ideal.
ResponderEliminarMuy bonito tu relato
Un abrazo
Me alegra que haya sido de tu gusto.
EliminarSaludos, Eduardo.
Muy buen enfoque para esta escena de playa. La de quimeras que se pueden crear con sólo agua, arena y emoción.
ResponderEliminarUn beso.
La emoción siempre es el ingrediente esencial.
EliminarSaludos, Eduardo.
Efectivamente podría haber sucedido en un playa... la de la Vida.
ResponderEliminarAbrazos
Todo es posible, lo que importa es que estemos atentos cuando suceda.
EliminarSaludos, Eduardo.
Preciosa historia Eduardo. El encuentro con el amor puede suceder en cualquier lugar del mundo así que, ¿porqué no en una playa?. Creaste la mujer perfecta pero sin corazón no hay perfección posible.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Que nunca nos falte un lugar así.
EliminarSaludos, Eduardo.
Jugar a constructor de vida es un oficio arriesgado peor lleno de posibilidades. Muy bello. Un beso
ResponderEliminarTodo tiene un riesgo..
EliminarSaludos, Eduardo.
Buenos materiales de partida y una idea más o menos clara. Con tesón y grandes dosis de valor, se puede dar vida a criatura literarias inimaginables hasta para su propio autor.
ResponderEliminarInteresante.
Saludos.
Muchas gracias.
ResponderEliminarSaludos, Eduardo.