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miércoles, 28 de noviembre de 2012

ESTE JUEVES, UN RELATO: " A la luz de una vela"



Recuerdo que hubo veces en que me pregunté cómo habría sido tener ganas de escribir cosas con la poca luz que puede dar la pequeña llama de una vela o, también, como se dice, a la luz de un candil.
Debo reconocer que creí alguna vez que la luz de esa vela me daba motivos para la escritura ya que permitía poder ver lo que iba escribiendo y no alcanzaba a entender cómo se podía plasmar en palabras todo mi sentir con la semi oscuridad  que me envolvía.
No había descubierto todavía que la verdadera luz estaba en la idea que se encontraba guardada en mi mente y también en mi corazón.
Fueron momentos en que pensaba que no puede escribirse nada cuando falta la luz que tiene que iluminar el papel a usar; esos mismos momentos que algún tiempo después hicieron que comprendieron que la verdadera luz es la que llevamos dentro, esa que está pronta para surgir y dejarnos enseñanzas, la que nos marca el camino a seguir, la que educa, la que acompaña nuestros sueños y los ilumina.
Tener la suerte de saber que somos dueños de esa luz, que podemos disfrutarla en los momentos difíciles, cuando buscamos la verdad, esa que todavía no entendemos.
Tener la suerte de ver que esa luz tan mágica sirve a nuestro alrededor para guiarnos, a nosotros y a quienes nos acompañan.
Darnos cuenta que encontramos lo que nos aleja de ciertas oscuridades que tanto mal pueden causarnos, y por suerte sirven para poner una distancia -la necesaria- para que nada nos lastime y perjudique.
La lista de bondades que nos da esa luz es interminable, por eso nuestro mayor cuidado tienen que estar en el deseo permanente para que nunca se apague.
No es necesario que esa luz tenga la fuerza de una hoguera, basta con que esté, por chica que parezca, pero que esté viva, y nos ayude a que podamos sentir que vivimos todavía.
Y nos damos cuenta de golpe que para defender un ideal no es necesaria la estridencia con que lo gritemos, muchas veces, la razón descansa y se nutre en el más débil de los murmullos que llevamos bajo la piel.
Hay fuegos que necesitan espacio para que se noten, hay otros tan chicos que apenas sí se ven, pero están. Es la enorme virtud que tiene la luz de esa vela que debe vivir a nuestro lado, esa que apenas puede verse, pero está.
Y eso es lo mejor, lo que no tiene precio, lo que vale ¡está!
Simplemente está.

más lucecitas de vela en lo de Encarni

jueves, 22 de noviembre de 2012

ESTE JUEVES, ARTE PARALELO


Nota: antes de escuchar, apagar el reproductor de música al pie de la página

(sepan disculpar las desprolijidades, es la primera vez que armamos un video de estas características)
Más arte paralelo en lo de Gastón

miércoles, 14 de noviembre de 2012

ESTE JUEVES, UN RELATO: Una de tres


Título elegido: Quimeras del tiempo ido

Muchas veces -cuántas- decimos que todo tiempo pasado fue mejor.
En esos casos la nostalgia que muestran aquellos momentos vividos que se fueron, nos han dejado una serie de recuerdos, muchos de ellos -los gratos- que nos permiten que se revivan una y otra vez, instantes donde quedaron marcados cosas y detalles de una enorme dimensión, a tal punto que sentimos que se agrandan y valorizan más a pesar que ya no están.
Cuando añoramos vivencias pasadas nos parece que hay en nuestras vidas, un faltante de ese algo que se fue y que muchas veces desearíamos que aún tuvieran vigencia.
Y nos preguntamos ¿cuántos sueños quedaron atrás?
Muchos o pocos, pero están vivos, todavía se sienten, esos mismos que no se cumplieron, los que fueron quedando en el camino, los difíciles por imposibles, muchos, lejanos tal vez, pero aún se sienten, y a veces -cuántas- duelen mucho.
¿y de qué sirve que aún estén?
¿y si no estuvieran?
Nuestras vidas estarían tan vacías, que quizás veríamos que todo sería opaco, frío, indiferente, sin ninguna consistencia y la pregunta sería entonces : ¿eso es vivir?
La respuesta está en nosotros, podemos tener muchas quimeras incumplidas, eso duele, pero peor sería no tenerlas y eso sería imperdonable.
No se puede acomodar nuestro paso por la vida de acuerdo a nuestros deseos. Hay cosas muy difíciles de conseguir en nuestro diario andar, pero tenemos que seguir y seguir, sin detenernos, por mucho que nos cueste, sabiendo que todavía un mañana para ser vivido.
¡y eso es algo! Y ese algo, si realmente sentimos que está presente y lo necesitamos, es mucho, y mucho más…es todo.
Y ese todo ¿necesita ser explicado?


Más relatos en lo de Neogéminis

miércoles, 31 de octubre de 2012

DE PROBLEMAS E IMPREVISTOS



Tenemos que reconocer que muchas veces, en nuestro paso por la vida, nos encontramos de golpe con determinadas situaciones que obligadamente tenemos que afrontar.
Esas situaciones son tan variadas, tan imprevistas, tan difíciles de comprender o de asumir, que de no estar lo suficientemente preparados para sobrellevarlas, irremediablemente nos llevan a un estado de miedo y o algunas veces, a un tipo de terror, que nos asusta, nos acobarda y nos inhibe para razonar lo necesario de forma de encarar al o a los problemas en la forma correcta.
Ese tipo especial de miedo o temor tiene su origen -muchas veces- a la falta de confianza que generalmente tenemos muchas personas, tal vez por el tipo de vida que elegimos, ya que las cosas se toman muy a menudo a la ligera, nada importa, o importa poco y todo se reduce a una improvisación, con la que sólo se consigue salir del paso por el momento, sin mirar más adelante a fin de evitar que no se repitan ciertos hechos.
Distinto es el caso de todo aquel que con el mismo problema -y sin perder la calma o el razonamiento- lo enfrenta con la necesaria lucidez para resolver la situación que se presenta.
Naturalmente la cosa no es tan fácil, cuesta mucho a veces resolver en poco tiempo y llegar a una rápida solución de los problemas, pero ayuda mucho si el tipo de conducta que estamos acostumbrados a tener, no es aquella con que alocadamente se analiza todo a la ligera, es decir, improvisando y quitándole importancia a las causas que las originan.
Tampoco es fácil tener los conocimientos necesarios para sortear los problemas que se presentan y esos son los momentos en que la serenidad no debe estar ausente.
Si nos acostumbramos de a poco a prepararnos para actuar como corresponde dejando de lado los apurones que nada resuelven (y sí aumentan el mal), si también aprendiéramos que nuestra forma de vivir no debe surgir del apuro, si nuestra mente pudiera estar desprovista de ese tipo de ese tipo de actitudes -que no ayudan- todo podría ser más fácil.
¿pero cómo conseguir todo eso? No basta con quererlo, no sirve tomar decisiones momentáneas para salir del paso, hace falta mucho más y depende de nosotros y de nadie más.
¿y cómo hacer? Debemos empezar por el principio, descubrir dónde comienzan nuestras fallas, ver de apoco que los errores que cometemos son el producto del apuro con que vivimos, no debemos tomar las cosas a la ligera, debemos meditarlas, analizarlas, no engañándonos creyendo que somos inocentes de todo y que la culpa es de los otros. Debemos dejar de creer que somos únicos, no tenemos que pensar que nunca nos equivocamos al no escuchar ni ver lo bueno de los demás.
Habría mucho más, mucho, pero de a poco, despacio, para no olvidarnos de algo.
Así en forma pausada aprenderemos. El apuro en estos casos, de nada sirve.  

jueves, 25 de octubre de 2012

ESTE JUEVES UN RELATO: Colores



Hay un dicho que sostiene “todo es según el color del cristal con que se mira”.
Sucede que hay veces -tal vez muchas- que se “elige” el color del cristal con que se va a usar, o para decirlo de otra manera, nuestra versión de las cosas que vamos a decir -según convenga- puede cambiar de color.
En la vida personal de cada uno, esos “colores” se pueden modificar, cambian de intensidad, empalidecen algunas veces, otras toman una fuerza inusitada según convenga, pero así como son -inestables- no ofrecen ningún tipo de certeza y nuestras convicciones, que debieran ser las correctas, cambian y no reflejan la “verdad” de nuestras verdades.
Así, sin quererlo -o queriendo- se distorsiona nuestra forma de pensar o nuestro criterio para opinar sobre tal o cual tema y no se le da la seriedad que debiera tener.
Llega entonces el momento de acomodar nuestra opinión apartándonos de lo real y se puede llegar a lo peor -que es la mentira- ocultando una verdad que puede perjudicarnos y entonces llegamos al otro error, que es callarnos cuando debiéramos hablar y ser sinceros -como corresponde ser, y no lo somos-
La verdad nos dice que si las cosas deben ser blancas o negras, elegir el gris a sabiendas, es una falsedad.
Nuestra conducta debe ser siempre sincera y terminante, a diferencia del uso de los colores, que mezclados unos con otros, tienen muchos tipos de usos según lo que se quiere pintar, pero nuestra verdad, nuestro proceder tiene que ser puro, sin mezclar, para que seamos como debemos ser, sin medias tintas.
La verdad no tiene colores. 

más relatos coloridos, en el Daily Planet´s

miércoles, 17 de octubre de 2012

ESTE JUEVES, UN RELATO: De los libros


 

Se dice que al nacer, sólo traemos a este mundo, como única vestimenta, la piel que nos cubre.
Lo demás, nuestro cuerpo, nuestra mente, están ahí, casi sin usar.
La vida a vivir, de a poco, nos irá dando forma y nuestro cuerpo crecerá y se irá desarrollando a la par de nuestra mente, y seremos nosotros los que le demos el uso, correcto o no.
Depende de nosotros y de nadie más.
Se dice también que con el primer latido, y sin que nos demos cuenta, se nos entrega  un libro completamente invisible con todas sus hojas en blanco, de forma que queden registrados en el transcurso de esa vida que comienza, todos nuestros actos, los buenos y los otros…
Del lado izquierdo habrán de registrarse sistemáticamente y sin que lo advirtamos todo lo bueno, puro y noble que hagamos, y del otro lado -el derecho- lo otro, lo demás, lo que no tiene ningún valor ni mérito.
En ese libro, todas las anotaciones se registran por sí solas, sin nuestra ayuda, tal vez para que no agreguemos en el lado izquierdo alguna virtud que no tuvimos nunca, ni tampoco para que del otro lado -el derecho- tratemos de suprimir o corregir algún error en la “creencia” de que no fue tan malo y está escrito de más.
Pero llegará el día, inexorablemente, con el paso del tiempo, en que nos encontraremos al final del camino con toda una vida vivida, con la misma piel y con el mismo libro del comienzo… sí, pero ya no con las hojas en blanco, porque estará todo registrado del lado izquierdo y del derecho.
Es el resultado final, el momento en que una sonrisa, calma y serena, nos dirá de nuestros aciertos, o puede ser también el momento de reconocer nuestros errores, si los hubo.
Si hubiéramos sabido de antemano ese final, podríamos haberlo cambiado, pero ya será tarde, sólo nos queda pensar que todo pudo ser mejor y no lo fue y hubiéramos hecho todo lo posible para que no estuviese escrita ni una sola palabra del otro lado -del derecho-
Si debemos pedir perdón, debemos empezar ya.

Más relatos sobre libros, en lo de Rochie

miércoles, 10 de octubre de 2012

ESTE JUEVES, UN RELATO: El Teléfono



Hay veces en muchos momentos de nuestra vida por al que transitamos, que notamos que hay algo que suele aparecer de improviso en ciertas circunstancias, sin ninguna premeditación, algo así como un vacío que lastima y acobarda.
Se llama soledad.
Entonces, por alguna causa ajena a nuestros deseos, nos sentimos separados de los demás,  amigos, conocidos, familiares, y descubrimos de improviso que estamos solos, completamente solos, sin ninguna compañía  que nos ayude a seguir adelante.
Sentimos de golpe que estamos y vivimos desubicado de todo, en medio del mayor desconcierto y nos demos cuenta que ese tipo de soledad que tanto nos duele, se debe a nuestra exclusiva culpa, de tal manera que no corresponde acusar a nadie de la falta de afectos con que nos encontramos y comprendemos que no se trata de que los demás nos hayan abandonado en sus pensamientos y lo que es más importante, en su estima.
Muchas veces -cuántas!- vemos que la equivocación es nuestra y de nadie más y aunque nos cuete, tenemos que aceptarla.
Notamos de golpe, cuando razonamos, con calma, que de nuestra parte no apareció ni un momento de lucidez para comprender que somos nosotros nos hemos olvidado de hacer llegar en su momento una sola palabra de cariño y amistad a quien corresponda, de ese mismo afecto que desearíamos que nos llegara departe de los demás y que no llegó, pese a saber que nuestra amistad sigue estando intacta.
Hubiera bastado una sola cosa, muy valiosa, muy pequeña, un simple llamado telefónico de nuestra parte, nada más que eso, un simple llamado para no sentirnos culpables de nuestro desamor y olvido hacia los demás.
Tal vez hoy nos parezca que sea muy tarde para darnos cuenta, pero aún queda tiempo para corregirnos.
Hasta el camino más largo comienza con el primer paso.
¡Y cuesta tan poco cambiar!
¿O preferimos ser como fuimos y seguir cometiendo los mismos errores?



Más relatos telefónicos en lo de María José