Seguidores

miércoles, 30 de enero de 2013

ESTE JUEVES UN RELATO: Hablar escribiendo



La satisfacción de escribir lo que sentimos y el poder hablar y comentarlo, de por sí nos alegra al notar que nos permite constatar que toda idea o plan para ser desarrollado, puede tomar forma y comenzar a tener vida.
Basta saber que esos pensamientos nos acompañan en todo momento y así podemos comprender que el uso que le demos puede ser -si queremos- amplio, útil e infinito.
Si sentimos que de golpe, ha nacido en nosotros algo así como un sueño, una ilusión o un deseo y podemos expresar esa idea, nos daremos cuenta que los límites no existen, que somos libres de pensar y el horizonte soñado ya no estará tan lejano.
Esos sueños, deseos e ilusiones ya estarán tan integrados en nosotros que aunque nos lleve toda una vida para que se concreten, estarán… y eso es lo importante: que se mantengan y no mueran nunca. Así sabremos que la verdadera meta de esos sueños es que existan y perduren y las ilusiones soñadas siempre tengan vigencia.
Alguien dijo alguna vez: “todo lo que tiene el árbol de florido, vive de lo que tiene sepultado”. Sí, es cierto, pero también consideremos que no basta contemplar la flor sin pensar que hay una raíz que la nutre y le da vida.
Es hora que comencemos a valorar a ambos: esa flor y esa raíz se necesitan ya que una nace de la otra y esa otra, le permite que viva.
Así deberían ser nuestros actos y sentimientos no basta que estén adormecidos en nuestro interior, porque así nunca podrían mostrarse y darían lugar a pensar que no tienen vida. En cambio, si esos sentimientos toman cuerpo a través de nuestras letras y florecen, olvidándose de su permanente silencio, entonces podremos ser por siempre los dueños de un jardín que servirá para que todos lo disfruten.
Entonces veremos que para las buenas intenciones, los límites no existen.

Más relatos, en lo de Rossina

lunes, 28 de enero de 2013

MI TEXTO DE ESTE JUEVES

Debido a un pequeño malentendido en el envío del material, mi texto juevero de la semana pasada no fue publicado con el texto de Borges que lo inspiró. Subsano ahora esa falencia.



pág 53 de "Nueva antología personal de Jorge Luis Borges"
Poema: Las cosas

El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,
un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde
una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,
ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.

Mi texto:

Hubo una vez, hace tiempo, cuando reinaba la nada, que apareció de esa nada, cuando todo era silencio, cuando la luz no existía, hubo un algo que brotó de improviso y aquello que era nada, empezó por vez primera a tomar forma, y desde ese momento, comenzó a ser…algo, apenas, pero fue.
Así se dio el comienzo. Primero nada, después algo, y más tarde, alguien que aprendió a llorar solo, sin que le enseñaran, y fue niño al principio, dispuesto a crecer para hacerse adulto.
Entonces fui yo. Y así me encontré en la vida, sin saber ni entender nada. Solamente estaba…y poco a poco pasé a ser uno más, y comenzó la enseñanza, aprendiendo todo, de apoco, hasta saber distinguir lo que creí bueno de lo que no.
Ya conocía lo que era el afecto y qué era el cariño y qué era tener a alguien cerca a quien querer y así aprendí a reconocer la felicidad, con la misma sencillez con que se adora una cometa ose acaricia una simple pelota de fútbol. Fue la época en que tenía apenas un poco de algo, y ese algo –tan pobre al principio- comenzó a valorizarse y me acompañó hasta hoy y nunca murió, ni morirá con el paso del tiempo.
Todo forma parte del recuerdo que estará siempre conmigo, como mi piel, cubriendo y cuidando ese que soy.
Y el tiempo fue pasando, la vida siguió su curso y comenzó otro momento distinto, otra forma de ver y entender. Siguió el aprendizaje, con temas nuevos y desconocidos y seguí eligiendo lo que creía mejor, dejando de lado lo que no servía, lo que no educaba, lo que no enseñaba.
Después, en el momento de hacer balance de nuestros actos, pocos o muchos -la cantidad no interesa- uno va poniendo énfasis en lo que puede ser enseñanza para los que vienen detrás.




miércoles, 9 de enero de 2013

ESTE JUEVES, UN RELATO: Homenaje a nuestros mayores



Es cierto, en nuestras vidas, hubo, hay y habrá siempre ese inolvidable conjunto de personas mayores de quienes aprenderemos todo lo bueno que nos enseñen y nos sirva de ejemplo y modelo. Familiares, maestros, amigos.
Son y serán siempre ese grupo de guías –nuestros mayores- que nos señalarán el camino a seguir –el correcto- esos mismos mayores que estarán siempre a nuestro lado, procurando apartarnos de los lugares considerados peligrosos y serán ellos los que nos harán notar la diferencia de lo que debe ser y de lo que no. Y todo con muy pocas palabras.
Así aprendimos, nos decían: No…y ese “No” era un “no” sagrado. No terminaba de ser pronunciado y ya se cumplía. Otras veces se usaba algo más simple que esas dos letras juntas, y así supimos conocer un método más sencillo, bastaba con que nos miraran y entendíamos todo, en completo silencio y ya sabíamos lo necesario. Esto sí, esto no.
Esas miradas a veces enseñaban más que los libros; muchas veces lo leído, no se comprendía bien, pero eso que nos decían esos ojos que nos miraban, decían todo, simple, rápido y completo.
Fuimos creciendo de a poco y empezamos a razonar y comprender como personas mayores y no fue necesario tomar ningún curso especial. Ha pasado algún tiempo, quedan muchos caminos desconocidos para recorrer todavía, queda mucho para aprender, pero es hora de enseñar lo que aprendimos, lo que dice una mirada cuando enseña, lo inamovible de un “No” cuando se pronuncia. Todo a su tiempo, pero como debe ser. Muchas veces no hará falta la palabra que corrija, bastará con que miremos y será tal vez el mejor de nuestro discurso. Y sentiremos la satisfacción que experimentan los mayores cuando dejan algo, cuando enseñan, cuando hay alguien a nuestro lado que aprende. Y no morirá nunca ese deseo de ayudar a los demás, como nos enseñaron, como seguiremos enseñando, siempre con la idea de que haya alguien que necesite ejemplos y haya alguien que los de.

Nota: sé que mi punto de vista es producto de lo aprendido en una época distinta, hoy seguramente será cuestionado por muchos, pero es así como yo aprendí y sigo creyendo que puede ser útil.

Más relatos en lo de Gustavo.