Es muy común, sentir que tenemos celos por todo lo bueno que hay en la vida y no está en nuestras manos poder disfrutarlo como quisiéramos.
Los motivos que originan esos “celos” son tan amplios como variados.
Hay de todo tipo, simples, complejos, amargos,
pero están junto a nosotros y lamentablemente nos acompañan en todo momento en
el curso de nuestro andar por este mundo.
Quisiéramos. A veces, que se alejaran de
nosotros para permitir que sigamos en
nuestro camino con toda libertad y sin temor de que algo nos detenga.¡Pero es tan difícil!
Tratamos de razonar lo necesario para
convencernos de que estamos equivocados,
pero ni aun así no podemos conseguir que ¡eso! que nos acompaña, pueda desterrarse para siempre.
Pero hay un camino, y debemos animarnos y “enfrentarlo”.
Animarnos, de
una vez por todas, a ponernos frente a él y confesar que tenemos miedo de esto, de
aquello, y de todo.
Si es necesario, detallar lo que nos pasa y
ponerlo a la vista, sin miedo, hasta que podamos confesarlo ¡todo! para
sentir de golpe que “aquello” que sentíamos, de a poco se va yendo y nos
encontraremos con que nuestra nueva
forma de vida, tomó otro rumbo.
Todo tiene un comienzo, es el primer paso en reconocer
que esos “celos” que había en nosotros, ya se han ido, y lo que es más, podemos decirlo en voz alta, gritando, que lo
hemos vencido.
Más relatos de celos, en lo de Pepe