
Sucede
a veces cuando sin querer, o queriendo, echamos una mirada al ayer que hemos
vivido, podemos recordar cosas y detalles que creímos olvidados y en forma
inexplicable, surgen de nuevo, como si volvieran a tener vida otra vez.
Son recuerdos
que brotan de improviso, algunos gratos, alegres, risueños y también otros
-muchos o pocos- que no merecerían ser revividos pero, a nuestro pesar, nos
siguen acompañando permanentemente.
Muchas
veces quisiéramos -de poder elegir- que alguno de ellos, los mejores, los
buenos, se quedaran para siempre junto a nosotros de manera que nunca nos
faltase esa sonrisa nostálgica que ha pesar del tiempo que pasó, nunca se borró
y se quedó junto a todo aquello hermoso
que hubo, que ya no está y que tanto añoramos.
En esa
mirada retrospectiva que hacemos, notamos que hay dos grupos de recuerdo: unos,
con ciertos momentos -los malos- que no debieran estar presentes y aún están- y
el otro, el bueno, ese que debiera aferrarse a nuestra piel para siempre, ese
que se fue, ese mismo que pasó de largo para nunca más volver.
Por todo
eso, HOY, o mejor dicho AHORA es que tenemos que tratar de disfrutar -por corto
que sea- de ese AHORA para vivir lo que nos queda olvidándonos de todo lo bueno
que pudo ser y no lo fue y con el pensamiento y el deseo de todo lo bueno que
pueda venir si ese mañana llega.
HOY
-AHORA- es lo que vale.
Lo otro,
lo que quedó atrás ya fue y terminó.
Alguien
dijo alguna vez:
AHORA.
MAÑANA ES LA MENTIRA PIADOSA CON QUE SE ENGAÑAN LAS ALMAS MORIBUNDAS.
Es una
gran verdad.
AHORA
-HOY- es el momento ideal para empezar.
Manos
a la obra.
Más relatos en retrospectiva en lo de Pepe