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jueves, 28 de mayo de 2015

ESTE JUEVES UN RELATO: HABLEMOS DEL DESTINO


A todos nos tocó transitar por un camino que, entendemos, ya estaba establecido cuando vinimos al mundo.

No pudimos elegir el lugar ni el tiempo y tuvimos –sí o sí- que seguir para adelante. Nadie nos preguntó si estamos de acuerdo o no, ya había sido establecido de antemano el camino a seguir. Ya estaba marcado y no pudimos apartarnos de él aunque lo hubiéramos deseado.

El paso del tiempo irá mostrando la senda recorrida, es decir, lo vivido y lo ha vivir ya está, no queda tiempo para corregir, ni siquiera  el más leve de los retoques. ¿Qué nos aguarda? El hoy y el mañana, tal vez.

Podríamos decir que ese hoy lo vamos conociendo a medida en que lo vamos experimentando. Hay veces que en nuestros pensamientos nos parece que somos los dueños de nuestros actos y creemos que tenemos la satisfacción de “elegir” y poder planificar lo que nos parece mejor, aunque a veces “a sabiendas o no” elegimos mal el derrotero.


¿Qué nos queda entonces? Ese ayer se fue, el hoy está como nuestra piel, acompañándonos en cada momento, y el mañana ¿quién puede detallarlo? Si lo hay ¿Cómo será? ¿Merecerá la aprobación de los demás o será motivo de quejas de todos aquellos que a nuestro lado están atentos para juzgarnos aplaudiendo o censurando nuestro proceder? ¿Qué podemos hacer entonces? Nos sentimos incompetentes. Si pudiéramos corregir todos los errores, sería el gran remedio, y estaríamos en paz. Nos quedaría entonces el mañana… ¡Si lo hay!

Más relatos en lo de Pepe

jueves, 21 de mayo de 2015

ESTE JUEVES UN RELATO: La solidaridad

Esta semana, Carmen nos propone hablar de la solidaridad y de su presencia en nuestro mundo. Les dejo mi aporte:


He podido darme cuenta que muchas personas – bastantes- solamente ven, cuidan y atienden lo que más les interesa.

Puede verse que lo primero que se busca es satisfacer el “yo”, los demás, poca importancia tienen, es decir, se da preferente atención “a lo que más nos conviene”-

Esa costumbre se ha ido arraigando de tal manera, que a veces hasta deja de interesarles si alguien de su entorno tiene algunos problemas.

Se piensa que el resto de las personas, aun cuando pasan por ese mal momento, nada de ello tiene mayor valor y la preocupación que sienten por las cosas ajenas es tan relativamente insignificante que hace que el olvido llegue pronto.

Pero afortunadamente quedan personas  -no muchas- que todavía tienen la buena voluntad de ayudar al prójimo en la medida en que pueden.

Ese tipo de solidaridad no necesita que “la obliguen”, aparece por sí sola, ayuda, no pregunta, a veces improvisa, no espera que nada ni nadie la convenza. A veces es un simple apretón de manos, una caricia, una palabra de consuelo, un consejo, la lista es enorme, pero quizás lo más valioso de todo es que su ayuda aparece sin que se la llame.

Hay veces que nos parece haber conocido a la persona ideal, esa que creímos que sería  nuestro mejor compañero; a veces es cierto otras resulta no serlo. Quizás sea a través de los pequeños gestos solidarios que se van dando entre ambas personas la forma en que se llega a verificar la sinceridad de tal afecto.


Quizás haya cosas que sea mejor olvidar, pero lo que nunca debemos dejar de tener presente es la mano tendida siempre dispuesta para ayudar a un amigo o a quien lo necesite.

Autor: Eduardo

jueves, 7 de mayo de 2015

ESTE JUEVES UN RELATO. DESENVOLVIENDO REGALOS SORPRESA

A propuesta de los amigos del Daily, esta semana cada juevero recibe un regalo sorpresa para dejar volar su imaginación. A mí, Eduardo, me ha tocado en suerte EL PASTOR DE LAS OVEJAS




Recuerdo que hace tiempo, escuché por primera vez, una historia de un pastor que cuidaba un grupo de ovejas.

No sé por qué razón, reviví aquel recuerdo que era tan sencillo y simple, ya que creía que en ningún momento podía interesarme en lo más mínimo.

Pero aun así, sentí una curiosidad por encontrar la razón de ese recuerdo que retornaba, y para ambientarme un poco, comencé a tratar de hilvanar sucesos que me ubicaran en tal o cual episodio que el tiempo se llevó.

Me preguntaba qué podía tener aquel simple “hombrecito” que cuidaba ese rebaño.

Por mucho que pensaba no podía encontrar algo que me diera una respuesta: me era imposible entender qué podría mostrarme esa figura rodeada de paz y silencio y qué podría él imaginar que pasaría en su futuro con el transcurrir del tiempo.

La vida siguió su curso y muchas ovejas de aquel rebaño ya no están. Se fueron, es la vida: otros siguen pero aquel pastorcito –el de la historia- ese que no tenía diferencias con nadie ¿sentirá el cambio en el que hoy se encuentra?

Pienso que las ovejas que le quedan siguen su camino y su destino no tendrá demasiados cambios, pero él, que tiene que seguir viviendo ese hoy en que se encuentra y con ese ayer que ya se fue ¿qué pensará?

Intento imaginarme lo que debe pensar ya que es el único testigo para poder comparar lo que hoy está a la vista, y creo darme cuenta de lo que debe sentir cuando hoy trata inútilmente de comprender.
Sé que si pudiera, pediría que todo el rebaño que queda se agrupara a su alrededor y lo cuidara en agradecimiento por todo lo que hizo ayer, aunque tal vez él desearía ser parte del rebaño, ser uno más.

Seguro sería más feliz.

Autor: Eduardo