Hay un ingrediente especial
en nuestras vidas que nos habrá de acompañar por siempre en nuestro paso por
este mundo.
Es el calor de los afectos
que sentiremos a nuestro lado, según los méritos que hayamos logrado, es el
calor que recibimos de los demás.
Es un tipo de calor especial,
el que valoramos como más importante en nuestro trayecto y si los que están
viviendo a nuestro lado nos consideraran inmerecedores de recibirlo, nos sentiríamos
muy dolidos.
A veces, es tan intensa esta
forma de sentir que nos quita tiempo –el necesario- para medir ese otro calor,
el otro, el ausente, que es tan poco importante -según creemos- que pensamos
equivocadamente que su valor es ínfimo y lo destinamos al olvido. Se trata del
calor que poco damos, o aún más, el que no damos a nadie por egoísmo.
Nos encontramos entonces con
dos tipos distintos de actitudes, que si las pudiéramos pesar en una balanza imaginaria,
nos encontraríamos con que quizás uno de los dos platillos pesa mucho más que
el otro, o de hecho… hay uno que pesa menos.
¿Cuál es uno y cuál es el
otro?
Si tuviéramos que entregar al
final de nuestras vidas esos dos platillos, notaríamos efectivamente la diferencia de peso que hay entre ellos.
Puede que el afecto hacia los demás sea muy pobre, que
todo lo bueno que ofrecimos al otro tuvo poca consistencia, entonces nos daríamos
cuenta de todo lo correcto que debimos hacer y no hicimos.
El calor de ese afecto que
debió estar en nuestras manos, no existió. En lugar de una caricia, golpeamos,
y la palabra que debió ser consuelo y ayuda, ofendió.
Por eso, cuando llegue el
momento de aclarar qué tipo de calor predominó en nosotros, deberíamos dejar en
lo posible que nuestro corazón nos diga su verdad.
El timón está en nuestras
manos. Esas mismas manos que alguna vez golpearon cuando debieron acariciar, así
como también estuvieron ausentes de amor las palabras que nunca dijimos.
Por eso, para vivir,
necesitamos definir una ruta y nos corresponde a nosotros elegir el sentido…y a
nadie más.
Empecemos ahora, mañana puede
ser tarde.