Quiero escribirte estas líneas para decirte
que lo hago así, de este modo, cuando sé que debiera llamarte, sentarme frente
a vos como otras veces ¿recuerdas?, y
hablarte diciéndote lo que hoy por cobardía no puedo hacer.
Aprovecho que escribiéndote puedo llegar a
decirte cuanto tengo que decir, o intentarlo al menos, sin tener que ponerme
delante de tus ojos, ¡de frente!
¿Cómo pude? Pero quiero seguir, no quiero que
nada se interrumpa, quiero tratar de llegar la final aprovechando que así ,
escribiendo, soy valiente, mientras que, en cambio, si ahora estuviera cerca de
ti ¡qué poco valdría! Porque yo ya no valgo nada, me siento como un triste
despojo humano.
¿Cómo pude?
No quiero distraerme, quiero empezar desde el
comienzo, cuando te conocí, cuando te vi por primera vez y por primera vez me
acerqué a hablarte.
Hace de esto un tiempo, ¡yo era bueno!
Comencé a hablarte de a poco, y tu seriedad
inicial se iba quebrando, empezaste a mostrar un poco de una sonrisa, un amago
apenas, pero ¡ya sonreías!, y qué linda, qué fresca, qué limpia que ra…y te
seguí conversando y el monólogo inicial que se dio al principio, después ya fue
diálogo, después un sonreír, luego un rubor que se apareció en tus mejillas y
le dio a tu cara ¡tu cara! Eso que todavía hoy, después de tanto tiempo, sigo
viendo como era entonces, porque hoy, tu cara y por mí ¡ya no es tu cara!
¿Cómo pude?
Necesitaría horas y horas para escribirte,
hojas y hojas para recordarte tantas
cosas hermosas como hubo, pero aunque quisiera decirte de lo bueno, ahora
necesito, hablarte de lo otro.
¿Cómo pude lastimarte tanto? ¡Debo haber
quebrado tu alma y desecho tu corazón! ¡tengo que haber matado tus ilusiones de
un golpe, de un solo tajo!
¿Cómo puedo recordar? si hay cosas que no
deben recordarse porque no merecen entrar en el recuerdo.
Pero si pude en otras cosas, tengo que poder
ahora, tener la entereza de recordarme a mí mismo lo que no debiera.
¿Cómo pude? ¡Cómo te mentí, cómo te falté!
¿Por qué? Te lastimé tanto que hasta a mí, hoy
me duele y no tengo consuelo ni abriéndome el pecho para gritar mi dolor ¡mi
dolor! ¿y qué fue del tuyo, porque ese sí que fue dolor!
¿Cómo pude? ¡No lo sé! ¡No lo sé! Te pido
perdón, no por lo que hice, no por tanto daño, eso no tienen perdón…te lo pido
porque no puedo seguir más, queriendo seguir, ya no tengo fuerzas, ya no me
quedan palabras, ya ni queda nada de mí.
No debí haber empezado, debe haber sido peor.
Yo te borré la sonrisa y no merezco nada de tu
parte, pero hay algo que quiero pedirte sin merecerlo, porque ya no merezco
nada, pero es un favor y hay favores que no pueden negarse ¡ni a mí! Te lo pido
en nombre de Dios, como último recurso, en forma de ruego, es una sola palabra,
una sola, pero que puede curarte quizás, aunque sé que es muy difícil y muy
tarde.
¡Olvídame! No te pido nada más pero por amor
de Dios ¡Olvídame! Aunque yo tenga que vivir toda una vida ¡recordándote!