(no será una leyenda urbana...pero se parece!)
En uno de los tantos momentos en
que volvemos a encontrarnos en lugares conocidos, sentimos que sin quererlo,
comienzan a revivir en nosotros, recuerdos que suponíamos olvidados, pero
aunque estuvieron adormecidos en nuestra mente por mucho tiempo, nunca fueron
olvidados.
Hay cosas que nunca mueren, están
intactas, y notamos que de pronto, surgen con total nitidez en forma completa,
nada queda en el olvido y todo vuelve a ser otra vez como si realmente fuera la
primera vez.
Basta a veces, caminar unos pasos
por tal o cual lugar y comienza otra vez el desfile interminable de viejas
anécdotas, y todo vuelve, y pensamos ¡aquí estuve!...mi escuela, mis libros,
mis cuadernos, mis compañeros, esos que estaban y hoy no están… los que no
están pero aún los veo y siento junto a mí.
Me veo otra vez, en la misma
calle que me vio correr detrás de una pelota esquiva para alcanzarla y ser su
dueño, manejándola a voluntad y de a poco todo eso se fue yendo y ya aparecen
en mí otros recuerdos, en un mágico cambio, momentos de aquellos sueños
imposibles, de ilusiones, ya miraba cosas nuevas, y elegía con la alegría de
esos años juveniles.
Nunca podré olvidarme de un grupo
de amigos a los que yo, de muy joven, enseñé a bailar. Yo, a su vez, había
aprendido estando en edad escolar, a bailar diversos ritmos,
porque acompañaba a mis hermanas –mayores que yo- cuando ellas iban a los
bailes. Cuando me llegó la época de ir a los bailes a mí, fui el maestro de
todos esos amigos. Yo les enseñé todos los pasos, y conmigo aprendieron. Todos tuvieron
esa iniciación cuando debutaron.
Recuerdo el miedo que cada uno tenía,
y como compensación, también sentí la emoción que ellos sintieron al bailar su
primera pieza, y eso no se borró nunca.
Aquellas lecciones dadas casi en
secreto, quedaron como una leyenda de nuestra juventud que seguramente ellos habrán
repetido a sus nietos como yo la cuento ahora.
Fueron momentos idos que pasaron
en mi vida que no se olvidan y que siguen siempre junto a mí.
Quisiera que nunca se pierda nada
de eso, que siempre estén presentes aunque estén muy guardados. Triste sería
que de todo aquello, no quedara nada.
Más leyendas urbanas en lo de Judith
Eso no es una leyenda....es un tesoro!
ResponderEliminargracias por tus palabras.
Eliminarsaludos
Coincido con Alson ya ti te digo que esas vivencias no se perderán jamás.
ResponderEliminarcomo,dices,espero que no se pierdan
Eliminarsaludos
Una vez contado Eduardo ,ya queda en nuestro recuerdo. Leyendas tan reales como emotivas.
ResponderEliminarUn abrazo.
los recuerdos se decantan con el tiempo como leyendas,agradecemos poderlos sentis
Eliminarsaludos
joven eduardo, interesante el giro que le has dado a lo de las leyendas urbanas...leyendas que deben de permanecer, me refiero a las de la clase que tú nos muestras, aunque tan sólo fuese por aquello de esa especie de inmortalidad que se supone que es el recuerdo...
ResponderEliminarjoven eduardo, si yo llego a saber que tú eres un bailaorrr de primera, al menos un maestro, te llamo y me enseñas, sí, me enseñas, a mis 50 tacos a bailar...
nuca fui un bailaor de primera ni de segunda...ni bailaor siquiera...
medio beso, maestro.
desde ya, te enseno a bailar pero queda bajo tu responsabilidad conseguir la pareja!
Eliminarsaludos
Hay lugares que nos traen muchos recuerdos, recuerdos que nada ni nadie nos puede quitar, y eso es lo bonito. Esos buenos momentos vividos que quedan para siempre guardados en nuestra memoria y en nuestro corazón. Buen relato. Un beso.
ResponderEliminarmientras los recuerdos que nos siguen acompanando es una manera de decirnos que seguimos viviendo
EliminarTienes razón a todos nos pasa, los recuerdos se reviven, a veces con precisión y otras con con algún añadido de nuestra cosecha, pero la esencia permanece.
ResponderEliminarSeñal de que se ha vivido.
Abrazos
estamos agradecidos de que los recuerdos se sigan recordando y emocionando como hasta ahora
Eliminarsaludos
Pensándolo bien, tú punto di vista me hace ver que muchas de esas cosas especiales que uno vive, pueden terminar siendo leyendas que se prolongarán en el tiempo, en tanto las compartamos con nuestros hijos, nietos y así sucesivamente. No dudo que algo así suceda desde el momento que justo hoy, me vi compartiendo con mi hija, una historia que a la vez me había contado mi abuela, y a ella su madre... Seguro que no es en vano lo que vivimos, y que siempre algo vamos dejando para que otros lo guarden, y llegado el momento, también lo saquen a luz... y así, a través del tiempo.
ResponderEliminarUn beso:
Gaby*
esas vivencias que se transmiten serán una cadena que debemos evitar romper
Eliminarsaludos
Son las mejores leyendas, Eduardo. Aquellas vivencias que se guardan y transmiten por generaciones, la llamada tradición oral, responsable directa de que muchas historias, de que muchos trocitos de vida, no queden en el olvido una vez que desaparecen sus protagonistas.
ResponderEliminarBuen enfoque para este jueves de leyendas urbanas.
Un abrazo.
coincidimos en que esas historias bno deben quedar en el olvido y que siempre la nostalgia nos siga trayendo esos momentos queridos
Eliminarsaludos
Muchas leyendas surgen así, se van contando y agregando cosas de generación en generación. Muy bonito tu relato.
ResponderEliminarUn beso
esperemos que no sólo se sigan produciendo leyendas sino que además haya siempre con quien compartirlas
Eliminarsaludos
Unas lecciones de baile que de seguro fueron bien aprendidas, y cuando una recuerda esa época, la recuerda seguro con cariño, porque es algo inolvidable.
ResponderEliminarMuy bien contado
Un abrazo
aquellas lecciones de baile terminaron en varios matrimonios! no se siento culpa o alegría!
Eliminarsaludos
Tus palabras serán recordadas en nuestra memorias. Un saludo
ResponderEliminaragradezco que mis palabras sigan siendo recordadas
Eliminarsaludos
He sentido en mis propias carnes ésto que transmite la carta de tu padre, Neo... esos recuerdos que reviven, esas emociones que nunca se van de tí, de tu recuerdo y de tus sentimientos. Ultimamente estoy un pelín más filosófica, -que debe ser que se me ha pegado algo, de estar ayudando a mi hija pequeña con la asignatura Filosofía para los exámenes de Selectividad- (ya sabes, esos que son previos para poder tener acceso a la universidad), pues bien, me voy a despedir con una cita de Ortega y Gasset "yo soy yo y mis circunstancias", y todas esas circunstancias de vivencias, recuerdos, sentimientos, emociones, son las que te hacen ser realmente tú, por eso jamás se pierden.
ResponderEliminarMil besitos gordotes
He sentido en mis propias carnes ésto que transmite la carta de tu padre, Neo... esos recuerdos que reviven, esas emociones que nunca se van de tí, de tu recuerdo y de tus sentimientos. Ultimamente estoy un pelín más filosófica, -que debe ser que se me ha pegado algo, de estar ayudando a mi hija pequeña con la asignatura Filosofía para los exámenes de Selectividad- (ya sabes, esos que son previos para poder tener acceso a la universidad), pues bien, me voy a despedir con una cita de Ortega y Gasset "yo soy yo y mis circunstancias", y todas esas circunstancias de vivencias, recuerdos, sentimientos, emociones, son las que te hacen ser realmente tú, por eso jamás se pierden.
ResponderEliminarMil besitos gordotes