A propuesta de los amigos del Daily, esta semana cada juevero recibe un regalo sorpresa para dejar volar su imaginación. A mí, Eduardo, me ha tocado en suerte EL PASTOR DE LAS OVEJAS
Recuerdo que hace tiempo,
escuché por primera vez, una historia de un pastor que cuidaba un grupo de
ovejas.
No sé por qué razón, reviví
aquel recuerdo que era tan sencillo y simple, ya que creía que en ningún
momento podía interesarme en lo más mínimo.
Pero aun así, sentí una
curiosidad por encontrar la razón de ese recuerdo que retornaba, y para
ambientarme un poco, comencé a tratar de hilvanar sucesos que me ubicaran en
tal o cual episodio que el tiempo se llevó.
Me preguntaba qué podía
tener aquel simple “hombrecito” que cuidaba ese rebaño.
Por mucho que pensaba no
podía encontrar algo que me diera una respuesta: me era imposible entender qué
podría mostrarme esa figura rodeada de paz y silencio y qué podría él imaginar
que pasaría en su futuro con el transcurrir del tiempo.
La vida siguió su curso y
muchas ovejas de aquel rebaño ya no están. Se fueron, es la vida: otros siguen
pero aquel pastorcito –el de la historia- ese que no tenía diferencias con
nadie ¿sentirá el cambio en el que hoy se encuentra?
Pienso que las ovejas que
le quedan siguen su camino y su destino no tendrá demasiados cambios, pero él,
que tiene que seguir viviendo ese hoy en que se encuentra y con ese ayer que ya
se fue ¿qué pensará?
Intento imaginarme lo que
debe pensar ya que es el único testigo para poder comparar lo que hoy está a la
vista, y creo darme cuenta de lo que debe sentir cuando hoy trata inútilmente de
comprender.
Sé que si pudiera, pediría
que todo el rebaño que queda se agrupara a su alrededor y lo cuidara en
agradecimiento por todo lo que hizo ayer, aunque tal vez él desearía ser parte
del rebaño, ser uno más.
Seguro sería más feliz.
Autor: Eduardo
Autor: Eduardo
A mi tambien se me fue la imaginacion a ese pastor y estoy de acuerdo con tu pensamiento.
ResponderEliminarMuchos besos, disculpa los acentos
No sé porqué nos he imaginado a todos como ese rebaño... Aunque todos tenemos un poco de rebaño que es cuidado y de pastor que cuida... y esos pensamientos de ese hombre me hacen pensar a mi, en el hoy y en el ayer, porque el mañana se me antoja lejano y lo lejano me agobia... ainsss.. divago... Me ha gustado mucho Eduardo!
ResponderEliminarBesines...
El pastor quiere mezclarse con los que queda del rebaño y cambiar de lugar? No quiere seguir conduciendo? Si, tal vez sea hora de descansar, dejarse cuidar y ver como es eso de "ser uno mas del rebaño" ... aunque no sé, la idea de ser parte del rebaño no me convence. Se me armó un pequeño dilema mental, me quedo pensando.
ResponderEliminarUn abrazo Eduardo
Buenas tardes, Eduardo:
ResponderEliminarEnhorabuena por tu relato, narrado con una sencillez difícil de alcanzar en un contexto creativo (soy de esos que al escribir, le dominan las ínfulas del aparentar y lleno mis textos con palabras que no sé pronunciar)
Por otro lado, comparto tu reflexión sobre el curioso funcionamiento de la memoria que convierte en recuerdo sólido algo a lo que no creíamos haber prestado atención.
Un abrazo, Eduardo.
La vida nos trae esos cambios. Al principio nos tropezamos con algunas personas que forman parte de nuestra vida; pero ésas se van y las sustituyen otras que tal vez se queden o se marchen como las otras, nunca se sabe.
ResponderEliminarMuy buena tu relexión como siempre.
Un abrazo
El pastor ha hecho que te plantees y nos plantees interrogantes a resolver.
ResponderEliminarEl pastor ha hecho que te plantees y nos plantees interrogantes a resolver.
ResponderEliminarHermoso texto Eduardo, como siempre reflexivo y original. Me gusta el sentido que le das a tus palabras, siempre que te leo me queda una sensación de paz, de pensamiento y de encuentro conmigo misma.
ResponderEliminarOjalá el pastor reúna a sus ovejas, las que quedan, nunca es tarde.
Un beso.
Es una curiosa e interesante visión esa, la de que el pastor desee acabar formando parte del rebaño. Seguramente siempre lo ha sido y no lo ha sabido hasta que han pasado los años y la merma de sus ovejas le ha hecho pensar. Hoy seguramente perdido en este mundo tan hostil ve aquella época con ojos diferentes... y la añora. Da los mismo las ovejas que le queden, él siempre será pastor.
ResponderEliminarAbrazos
Te replanteas la figura del pastor y no es para menos con los tiempos que corren, tal vez sea más fácil seguir al rebaño, pero cuando se nace para conducir es dificil dejar de hacerlo. Es lo que me sugiere tu texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
El oficio de pastor parece muy duro, Eduardo, así que no me extraña que a veces el pastor pierda la ilusión de serlo y quiero convertirse en parte del rebaño. Siempre queda la duda, además, de si las ovejas, su rebaño, sabe apreciar en su justa medida los desvelos del pastor.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Ser el pastor de un rebaño es una gran responsabilidad y es normal que con el tiempo se canse y quiera también ser parte del rebaño y pasar desapercibido y no pensar cada día dónde llevar a sus ovejas a pastar.
ResponderEliminarUn beso
Un buen pastor, que conoce bien a su rebaño, al punto de ser uno de ellos también.
ResponderEliminarSe que estás muy bien rodeado Y eso, generalmente, se consigue a base de saber dar y guiar.
besos Eduardo
Buenas preguntas y buenas reflexiones. Hay que saber primero ser rebaño y, después en su caso, poder ser pastor.
ResponderEliminarUn abrazo
Buenas preguntas y buenas reflexiones. Hay que saber primero ser rebaño y, después en su caso, poder ser pastor.
ResponderEliminarUn abrazo