Hay veces, que un simple pocillo vacío de café
que quedó frente a nosotros, aún en su silencio, es quien sabe más y mejor de
todo lo nuestro, lo que pasó y que aún está vigente en nuestra mente.
Sin quererlo, la nostalgia que nos trae muchos
momentos agradables vividos y que ya no están, se agrupan junto a nosotros y
reviven cosas que nos pasaron -una y otra vez- nunca mueren…y nos acompañan en
silencio.
Son ráfagas de momentos que quedaron atrás que
-aunque lejanas- tan cerca las sentimos, que no se pueden olvidar.
Ese pocillo -el que nos acompaña- es el
testigo fiel que sabe completamente de nuestras cavilaciones, sueños, fracasos
y desengaños que quedaron grabados en ese ayer que siempre llevaremos a cuestas
y en secreto.
Y pensamos, una vida resumida en un ayer que
no volverá y que nunca morirá. Y preguntamos ¿puede guardar tanto un pocillo
vacío de café?
más relatos en lo de María José
Eduardo me parece preciosa esta reflexión. Realmente es así, frente a un cafe se comparte mucho más que tiempo. Frente a frente entregamos nuestro corazón a los amigos, a nuestra pareja, a nuestros hijos...Muchos instantes que quedan para siempre en nuestros recuerdos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esperamos que todas las vivencias que toman vida y brotan desde un pocillo de café se sigan renovando con el paso del tiempo.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Nos llevas a una realidad siempre presente, momentos que guardamos, y que en ocasiones iluminan nuestra mente llenándola de situaciones vividas... los recuerdos.
ResponderEliminarPor cierto, andaba yo de vacaciones así que no te di la bienvenida... nos seguiremos leyendo, Eduardo
Un abrazo
Señal que tus sentimientos están vivos.
EliminarGracias por la bienvenida.
Saludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Uhhh si, puede guardar todo eso y mucho mas. Un sinfín de recuerdos, una pila de imágenes que vienen a nuestra memoria de repente. Cuantos testigos -como este pocillo- hay de nuestra rutina. Que nos sobrevivirán incluso, nosotros nos iremos y ellos quedarán alli guardando un millón de historias.
ResponderEliminarUn gran abrazo
Los recuerdos que brotan de ese pocillo con el paso del tiempo se hacen más gratos y se alcanzan a sentir más cerca.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Nostalgia... siento nostalgia de esos momentos. Irresistible tiempo de confesiones, el que se desarrolla frente a una taza de café.
ResponderEliminarTus reflexiones me encantaron y las dejo envueltas en el halo gris de los recuerdos.
cariños jueveros.
Hay reflexiones que no se envuelven, esas reflexiones son las que envuelven el corazón.
EliminarLas dos se necesitan.
Saludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Incluso una palabra puede llevarnos al recuerdo...
ResponderEliminarPor ejemplo, pocillo: ya no se usa por aquí, aunque mi padre y mi madre sí la usaban...
Espero que el recuerdo de esa palabra te acerque más a ellos.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Cuantos momentos pueden suceder frente a ese pocillo de café. Funciona como una máquina del tiempo, frente a él, volvemos a revivir, a reprocharnos o a sentir alegría ante aquella experiencia. Tu aporte me dejó un gusto de nostalgias. Saludos Eduardo, muy buen aporte reflexivo de Jueves
ResponderEliminarEse gusto de nostalgias se asemeja a nuestra sombra, porque siempre está con nosotros...por suerte.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
En el pocillo de café se encierran tantas cosas, que se impregna de un eterno perfume como a café muy cargado.
ResponderEliminarBesito
Esa es la mejor de las virtudes que se pueden cargar.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Tal vez, por ser simples objetos, no les damos la debida atención, pero tu relato Eduardo, nos deja pensando en que no solo son testigos mudos, sino en el contenido que llevan (más allá del que su utilidad pueda darles), y en el montón de secretos que guardan. Esa taza de café, tiene temple de tesoro!
ResponderEliminarUn beso:
Gaby*
La verdadera riqueza no está en acumular tesoros, sino buenos recuerdos que se traducen en verdadera felicidad.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Qué bonita palabra "pocillo"! me encanta.
ResponderEliminarTienes mucha razón, con la taza de café compartimos secretos, penas, alegrías, sueños,días de buen humor, días que nos levantamos con el pie izquierdo, bueno...si le pagaran por hablar de alguno que otros cuántas cosas podría contar! un gran confesor ese pocillo de café.
Un beso, Eduardo
Considerando todo lo que grato que compartimos frente a ese pocillo, podemos darnos por satisfechos.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Guardar un pocillo (taza, diríamos aquí) es un gesto romántico. Guardar el recuerdo de algo que ocurrió frente a esa taza.
ResponderEliminarBonita idea.
Un abrazo.
Los objetos tienen esa virtud...nos evocan los momentos que con ellos vivimos.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Secretos encerrados en un poso ce café, recuerdos que siempre nos acompañarán, interesante reflexión. Un beso.
ResponderEliminarQue nos sigan acompañando es mi mayor deseo.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
La mente es la guardiana de tantos momentos vividos, sobre los que a veces meditamos y rememoramos mientras absortos contemplamos los pocillos de ese café que siempre nos acompaña en los momentos de relax tan propicios a estas añoranzas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
...y que nunca falte!
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Un bonito recuerdo frente a una pequeña taza de café. Tampoco sabía del significado de pocillo.
ResponderEliminarUn saludo
Veo que esa palabra les ha llamado a muchos la atención.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
Esos recuerdos tienen la virtud de no necesitar mucho espacio para existir. Lo podemos llevar siempre con nosotros...
ResponderEliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija
en una simple y sencilla taza de café a veces se revuelven silenciosamente tan dulces y tan amargos recuerdos para tomarlos sorbo a sorbo como a aquella taza de café
ResponderEliminarEl secreto es tratar de que los malos recuerdos desaparezcan y sólo queden los otros, los que valen.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Si, claro que si. Lo guarda.
ResponderEliminarPorque muchas son las veces que junto a el nos encontramos con nosotros mismos.
Un abrazo.
Un pocillo de café suele ser un buen confidente.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Una taza vacía que está llena de recuerdos, me encantó la idea, solamente espero que sean recuerdos buenos.
ResponderEliminarUn beso.
Deseamos que sobrevivan los buenos, para los malos, mejor el olvido.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Los pocillos de cafe, son a veces el único amigo que nos escucha, el unico que nos permite tragar a pequeños sorbos la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ojalá que nunca nos falte.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.