Se
dice que al nacer, sólo traemos a este mundo, como única vestimenta, la piel
que nos cubre.
Lo
demás, nuestro cuerpo, nuestra mente, están ahí, casi sin usar.
La
vida a vivir, de a poco, nos irá dando forma y nuestro cuerpo crecerá y se irá
desarrollando a la par de nuestra mente, y seremos nosotros los que le demos el
uso, correcto o no.
Depende
de nosotros y de nadie más.
Se
dice también que con el primer latido, y sin que nos demos cuenta, se nos
entrega un libro completamente invisible
con todas sus hojas en blanco, de forma que queden registrados en el transcurso
de esa vida que comienza, todos nuestros actos, los buenos y los otros…
Del
lado izquierdo habrán de registrarse sistemáticamente y sin que lo advirtamos
todo lo bueno, puro y noble que hagamos, y del otro lado -el derecho- lo otro,
lo demás, lo que no tiene ningún valor ni mérito.
En
ese libro, todas las anotaciones se registran por sí solas, sin nuestra ayuda,
tal vez para que no agreguemos en el lado izquierdo alguna virtud que no
tuvimos nunca, ni tampoco para que del otro lado -el derecho- tratemos de
suprimir o corregir algún error en la “creencia” de que no fue tan malo y está
escrito de más.
Pero
llegará el día, inexorablemente, con el paso del tiempo, en que nos encontraremos
al final del camino con toda una vida vivida, con la misma piel y con el mismo
libro del comienzo… sí, pero ya no con las hojas en blanco, porque estará todo
registrado del lado izquierdo y del derecho.
Es
el resultado final, el momento en que una sonrisa, calma y serena, nos dirá de
nuestros aciertos, o puede ser también el momento de reconocer nuestros
errores, si los hubo.
Si
hubiéramos sabido de antemano ese final, podríamos haberlo cambiado, pero ya
será tarde, sólo nos queda pensar que todo pudo ser mejor y no lo fue y
hubiéramos hecho todo lo posible para que no estuviese escrita ni una sola
palabra del otro lado -del derecho-
Si
debemos pedir perdón, debemos empezar ya.
Más relatos sobre libros, en lo de Rochie
Interesante reflexión, por esas casualidades yo he tratado tambien en mi entrada este tema.
ResponderEliminarun fuerte abrazo
A veces se dan esas extrañas coincidencias. Ya paaré a leerte.
Eliminarsaludos.
Eduardo.
Algo que se puede hacer con ese libro es pretender ser el escritor más que el personaje, o de no ser reclamar energicamente el derecho a la autonomia que todo personaje tiene que tener, para que la obra sea verosimil.
ResponderEliminarY reclamar que algun deseo se cumpla, para que tenga algun interes.
Sería una buena propuesta.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Eduardo, me ha encantado la orientación que le has dado al tópico. ESE que mencionas es el único verdadero libro del que somos autores, esperando no ser coautores, y sí responsables; hacedores.
ResponderEliminarTe linkeo para después, más allá de estos jueves colectivos. Me atrapó tu prosa.
Te agradezco tu comentario, encantado de participar de este jueves que organizas.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
el nombre de tu espacio me trae a la memoria el libro de Mauricio Rosencof, Las cartas que nunca llegaron. Gracias por ello.
ResponderEliminarSí, ambos títulos se parecen mucho.
EliminarEs el libro más importante que tenemos.
ResponderEliminarHay muchas más hojas para llenar y hay otras para olvidar, tenemos que elegir el camino correcto.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
La vida, un libro por escribir. Buena reflexión. Todo el mundo, supongo que pensaremos lo mismo: evitar anotaciones en la parte derecha. Pero claro, los sucesos son los que son, suceden en un momento dado y en unas circunstancias. Despues uno piensa que se podían haber cambiado, pero despues ya no están ni el momento ni las circunstancias (han pasado)
ResponderEliminarSaludos!
Ese libro para escribir con lo aprendido en la vida tiene que ser una obra de arte. Dependerá de cada uno.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
No podemos escribir el final del libro hasta terminarlo, lo empezamos con letra infantil, lo vamos componiendo con caligrafía firme o temblorosa, escribimos, vivimos.
ResponderEliminarBesito cariñoso.
Frente a nosotros siguen las hojas en blanco, incompletas. Cuidado, la de un costado hay que llenarlas con hechos, las del otro, si quisiéramos, seguirían en blanco.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Es dificil cuando estamos viviendo, reconocer los errores, porque estamos tan sumidos en la vorágine de la vida que muchas veces no nos paramos a pensar, quizás lo debiamos de hacer de vez en cuando.
ResponderEliminarUn abrazo
Todos los días se aprende algo. Lo importante es que quede escrito en el lado correcto. El manejo de la lapicera es nuestro, no nos equivoquemos otra vez.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Hermosa y sabia reflexión sobre el transcurrir y el libro de la vida. Esas páginas que vamos llenando de experiencias, de instantes, de asombros . El libro que nace con nosotros y que pone el punto final sin que nos demos apenas cuenta. Sin nosotros.
ResponderEliminarUna joya este relato. para recomendarlo y guardarlo-
Enhorabuena
Hay que pedir que cuando elijamos el costado correcto no nos equivoquemos
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Creo que es un libro del que a veces pretendemos ser autores y luego resulta que los azares, que los accidentes, que las fortunas, que otros, quizás el destino, lo acaban escribiendo. Un saludo.
ResponderEliminarQue la escritura sea la correcta, en la hoja que corresponda.
EliminarSaludos. Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Amigo Eduardo, ójala pudiéramos, algunas veces, volver atras y reescribir parte de nuestra vida, quizás cambiáramos muchas cosas, errores que, desgraciadamente, ya no tienen vuelta atras.
ResponderEliminarDe todas maneras esos errores y por supuesto los aciertos forman parte de lo que somos, han ido forjando nuestra personalidad, para bien o para mal.
Un abrazo
Que en el futuro nuestra personalidad pueda ser la mejor. Es el deseo general.
EliminarSaludos. Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Lo bueno que tiene este libro Eduardo, es que lo vamos escribiendo día a día. Tu reflexión nos lleva a pensar que es un trabajo que hay que respetar y amar. Como la palabra y los libros.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esperemos que la escritura futura del lado izquierdo sigan en aumento y que en el derecho no haya escritos.
EliminarSaludos. Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Inevitablemente sabemos desde el principio que habrá hojas escritas en ambos lados. En nuestras manos está que la balanza se incline hacia el lado de las hojas caligrafiadas con la tinta de las acciones positivas.
ResponderEliminarUn abrazo.
De eso se trata el asunto.
EliminarSaludos. Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Es, supongo, el juego de la vida: actuar y acertar o errar. Cada error puede ser un drama para alguien, como cada acierto puede ser un éxito.
ResponderEliminarQue todo haya sido hecho con buena intención es un logro, que sean más los apuntes en el lado izquierdo que en el derecho, un éxito.
Un abrazo.
Totalmente de acuerdo.
EliminarSaludos. Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Dicen que la vida es siempre un libro abierto, cada día con una nueva historia que contar y una nueva pagina en los cuales a veces y sin saber somos los protagonistas
ResponderEliminarMuy cierto.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
qué interesante idea esta del libro de vida, pasaré a tenerla en cuenta antes que sea demasiado tarde.
ResponderEliminargracias, Eduardo. saludos!
Siempre se está a tiempo!
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Una visión muy interesante de nuestro libro de vida, es verdad que con el paso de los años uno comienza a querer cometer menos errores y enmendar los que ha hecho, para borrar ese lado que deja registrado nuestros resbalones. Y algo quedará siempre pero lo importante es intentar que sea lo menos posible.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Hay que llenar hojas del lado izquierdo, las del derecho cancelarlas.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Muy buena reflexión Eduardo, paginas en blanco que vamos escribiendo como vamos viviendo, como tenga este libro el final solo dependerá de nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo.
Solo dependerá de nosotros, muy cierto.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Una buena metáfora sobre el bien y el mal que hacemos durante el tiempo que nos fue otorgado.
ResponderEliminarY sí, creo que EL PERDÓN es la goma de borrar nuestros errores de ese libro, y el reconocimiento (aunque sea íntimo y personal) la manera de poner en letras doradas nuestros aciertos, aquellos que todos deseamos y no siempre logramos.
Un abrazo
Totalmente de acuerdo.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.