Hay veces en muchos momentos de nuestra vida
por al que transitamos, que notamos que hay algo que suele aparecer de
improviso en ciertas circunstancias, sin ninguna premeditación, algo así como
un vacío que lastima y acobarda.
Se llama soledad.
Entonces, por alguna causa ajena a nuestros
deseos, nos sentimos separados de los demás, amigos, conocidos, familiares, y descubrimos
de improviso que estamos solos, completamente solos, sin ninguna compañía que nos ayude a seguir adelante.
Sentimos de golpe que estamos y vivimos
desubicado de todo, en medio del mayor desconcierto y nos demos cuenta que ese
tipo de soledad que tanto nos duele, se debe a nuestra exclusiva culpa, de tal
manera que no corresponde acusar a nadie de la falta de afectos con que nos
encontramos y comprendemos que no se trata de que los demás nos hayan
abandonado en sus pensamientos y lo que es más importante, en su estima.
Muchas veces -cuántas!- vemos que la
equivocación es nuestra y de nadie más y aunque nos cuete, tenemos que
aceptarla.
Notamos de golpe, cuando razonamos, con calma,
que de nuestra parte no apareció ni un momento de lucidez para comprender que
somos nosotros nos hemos olvidado de hacer llegar en su momento una sola
palabra de cariño y amistad a quien corresponda, de ese mismo afecto que desearíamos
que nos llegara departe de los demás y que no llegó, pese a saber que nuestra
amistad sigue estando intacta.
Hubiera bastado una sola cosa, muy valiosa,
muy pequeña, un simple llamado telefónico de nuestra parte, nada más que eso,
un simple llamado para no sentirnos culpables de nuestro desamor y olvido hacia
los demás.
Tal vez hoy nos parezca que sea muy tarde para
darnos cuenta, pero aún queda tiempo para corregirnos.
Hasta el camino más largo comienza con el
primer paso.
¡Y cuesta tan poco cambiar!
¿O preferimos ser como fuimos y seguir
cometiendo los mismos errores?
Más relatos telefónicos en lo de María José
siempre me voy reflexiva de aquí, Eduardo.
ResponderEliminardebe ser lindísmo conversar con usted
un abrazo
Tener quien nos escuche es un logro.
EliminarEscuchar a quien nos habla, es un gusto enorme.
Saludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija
Siempre se está a tiempo, esa llamada, ese cariño, no valen excusas ni autocompasiones, hay que querer querer, cueste lo que cueste.
ResponderEliminarBesito lo mismo, cariñoso.
Completamente de acuerdo.
Eliminarsaludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija
Prefiero tomar el teléfono y decirte ¿cómo estás? ¿qué contás? Te cuento....
ResponderEliminar(claro, no tengo tu teléfono, pero llamo a tu hija, y lo arreglo,jaja)
un fuerte abrazo.
Con eso me conformo, y desde ya lo agradezco.
EliminarSaludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija
Esperemos que no querido Eduardo, esperemos no seguir cometiendo los mismos errores que nos van separando de las personas que queremos y que nos quiere y que al fin son quienes nos hace felices. Esos pequeños detalles son fundamentales para una buena relación.
ResponderEliminarComo siempre buenas reflexiones.
Un abrazo
Trataremos de no equivocarnos.
EliminarSaludo.
Eduardo, desde el perfil de mi hija
Y a veces cuesta tanto dar ese paso. Y que confortante es cuando hay verdadero cariño entre quien llama y quien recibe.
ResponderEliminarUn abrazo, Eduardo.
Hasta el camino más largo comienza con un primer paso.
EliminarHay que empezar ya!
Saludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija
Tal vez la circuntancias contribuyeron. Es tan dificil dar ese primer paso, tal vez esté la sensacion de estar en el lugar incorrecto.
ResponderEliminarLo más difícil es decidirse a dar ese primer paso, después es fácil
EliminarSaludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija
Hola Eduardo. Encantado de conocerte y de leerte.
ResponderEliminarTienes razón, pero sólo en parte. Nacemos acompañados, crecemos y envejecemos también junto a alguien. pero siempre somos nosotros solos. Nadie nos conoce y nos acompaña como nosotrso mismos, incluso a veces nos desacompañamos... somos así de torpes. Entonces es cuando es necesaria esa llamada, ese paso que nos cuesta dar un mundo, pero que después de hacerlo nos da un poco más de paz, pero sólo hasta la inquietud siguiente nos pesa en forma de soledad, a esa es a la que tenemos que vencer y aceptarla como un bien deseado. Luego... están los demás.
Un abrazo muy fuerte y... ¡¡Excelente este Tchaikovsky!!
Me alegra conocerte. Agradezco tu comentario.
EliminarEste Tchaicovsky es "none but lonely heart ", me alegra que te guste.
Saludos
Eduardo, desde el perfil de mi hija
Muy buena reflexión. Muchas veces echamos la culpa a los demás de nuestros propios errores; pero es tan difícil aceptar esto, que pasan los años y no hacemos nada por solucionarlo, y todo queda en el olvido.
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre queda tiempo para enmendarlos.
EliminarSaludos
Eduardo, desde el perfil de mi hija
Siempre hay tiempo para entonar el "mea culpa" y realizar esa llamada. Dicen que de los errores se aprende y llevan razón, la cosa está en saber reconocerlos y rectificar a tiempo. Un beso.
ResponderEliminarLo importante es tener la voluntad de enmendar los errores.
EliminarSaludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija
Hola Eduardo, me encantó visitarte.
ResponderEliminarCon tu permiso me quedo en tu lindo rincón.
Un beso
Bienvenida, se agradece la visita.
EliminarSaludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija
FELIZ CUMPLEAÑOS, EDUARDO y BUENA VIDA!!!
ResponderEliminarSI, SEÑOR!
LE DEJO ABRAZO Y BESO
Muchísimas gracias!
EliminarSaludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija
Muy Feliz Cumple Eduardo!
ResponderEliminarEspero no haber llegado tarde y que me hayan dejado un pedazo de torta. :)
Un gran abrazo.
Gracias, Siempre habrá un pedazo de torta que desde ya te reservo, y seguiré reservando.
EliminarA veces el orgullo nos deja en soledad, una palabra dicha a tiempo, un gesto, puede cambiarlo todo. Pero hay gente que prefiere perder un amigo, un familiar y hasta un ser amado por no levantar el teléfono, ni dar el brazo a torcer. A mi me parece una estupidez, prefiero perder mi orgullo y luchar hasta al final por alguien que merece la pena.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Comparto tu sentir completamente.
EliminarSaludos, Eduardo, desde le perfil de mi hija.
Las personas somos tan complejas, que a veces no entendemos las razones por las que una comunicación se cortó, o no aceptamos que hemos cometido errores, así de simple. Buena reflexión senior.
ResponderEliminarUn abrazo.
Agradecido por tu comentario.
EliminarSaludos, Eduardo, desde le perfil de mi hija.
Lo primero MUCHAS FELICIDADES! aunque con un poquito de retraso.
ResponderEliminarEn cuanto a esa falta de comunicación, es complicado pero a veces cuesta mantener el contacto y con el paso del tiempo detenerse y dar ese primer paso se hace muy costoso.
Un beso.
Gracias por tus buenos deseos. Se lucha con el primer paso, en el segundo, ya corremos.
EliminarSaludos, Eduardo, desde le perfil de mi hija.
vaya que cierto e impresionante relato que... hace reflexionar y pensar en nuestras actitudes diarias, de lo que hacemos o no somos capaces de hacer por temor u orgullo, la verdad debo confesar que... es realmente y sinceramente un honor el ser parte de los seguidores de esta pagina y más que de esta pagina de los sentimientos y vivencias que nos deja con mucho cariño Eduardo, de verdad muchas gracias de corazón... DESDE LA DISTANCIA UN FUERTE Y SINCERO ABRAZO
ResponderEliminaragradecido por tus palabras y por tu fuerte y sincero abrazo.
EliminarSaludos, Eduardo, desde le perfil de mi hija.
Tal como lo cuentas Eduardo, dejamos pasar tantas oportunidades, tantas buenas ocasiones para acercarnos a los otros, que la soledad se hace dueña. No cuesta nada marcar unos números y decir hola, luego queda esa felicidad y la paz del encuentro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy de acuerdo,
EliminarSaludos, Eduardo, desde le perfil de mi hija.
Nunca es tarde para acercarnos a los demás.
ResponderEliminarUn abrazo
De acuerdo!
EliminarSaludos, Eduardo, desde le perfil de mi hija.
Buena reflexión y a veces con descolgar el telefono y decir un Hola, buenas tardes...y comenzar a hablar es suficiente. Gracias Eduardo por participar. UN abrazo
ResponderEliminarAgradecido por tu comentario.
EliminarSaludos, Eduardo, desde le perfil de mi hija.
Cuando de verdad me importa una amistad, no dejo pasar mucho tiempo sin darle una llamada, por corta que sea, esa persona sabe que me importa, y que la recuerdo. Sé de muchos que se quejan de que nadie les recuerda, pero mientras estaban bien, no cuidaron esas flores, que según decía mi abuela eran los amigos. Un abrazo.
ResponderEliminarEstamos muy de acuerdo. Gracias por tu comentario.
EliminarSaludos, Eduardo, desde le perfil de mi hija.
La soledad no deseada debe ser terrible. Pienso que se llega a esa situación por un alejamiento que en ocasiones responde a desidia o dejadez, otras a nuestro carácter individualista, otras a nuestra incapacidad de acercamiento a los demás. Algo tan simple como una llamada a tiempo, puede constituir en ocasiones un obstáculo casi insalvable. Los beneficios de lograr superarlo justifican ampliamente el esfuerzo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy de acuerdo.
EliminarSaludos, Eduardo, desde le perfil de mi hija.
una reflexión de lo más cierta... sin dudas muchas veces pensamos que ya fue... que ya pasó... pero eso es porque en realidad no queremos hacer nada para cambiar... esta el caso en que cambiar por esa persona no es lo que queremos porque no vale la pena... pero hay otras que sí lo valen... y no hay que dejar pasar el tiempo. excelente relato! un abrazo!
ResponderEliminarMuy agradecido por tus palabras.
EliminarSaludos, Eduardo, desde le perfil de mi hija.