Tu mano puede golpear o acariciar. Alguien lo dijo alguna
vez y quedó registrado como una gran verdad.
Es cierto, pero depende de lo que nosotros elegimos.
Claro que, en primer lugar, no hay ninguna razón para
golpear a nadie, ya que esas mismas manos pueden ser portadoras de una caricia
y la decisión de hacerlo así, brota enseguida en nosotros. Es cuando elegimos
bien.
Pero no sólo se lastima cuando esas manos apelan a la
fuerza, a veces una palabra mal dicha, una ofensa involuntaria o no, duele más.
Nos sentimos mucho mejor cuando notamos que se unen para
acompañar un ruego y pueden ayudar a nuestro pedido en silencio, y son también las
que en una despedida, o en un adiós, dicen de nuestro sentimiento al
separarnos, y las que anteceden al abrazo con que damos nuestra bienvenida.
Hablan siempre por sí solas, en completo silencio cuando
brota de nuestro corazón una alegría que nos lleva a una caricia y cuando en un
gran dolor, se unen para un consuelo que nos ayuda a mitigar la pena que se
siente.
Muchas veces la palabra no es necesaria para expresar lo que
sentimos, basta con colocar esas manos en forma espontánea en nuestro pecho –como
quien frece su corazón- y son las mismas que se anteponen delante de nosotros
como una posible defensa ante algo que no queremos.
Sucede en nuestra vida momentos que pueden ser tristes, sin
querer, esas manos se retiran impotentes a nuestro costado y dicen de nuestro
pesar, pero son las mismas que ante una alegría repentina, se juntan en un
aplauso.
Dejemos que en nuestro futuro esas manos ofrezcan más
caricias que golpes, más aplausos que decepción. Con eso basta.
Más relatos manuscritos, en lo de Dorotea
Cuando aparece una mano es porque hay algo que no se puede expresar con palabras.. Hay miles de golpes que quieren decir cosas que no salen de la boca en el momento que tienen que salir,. Hay miles de caricias y otros tantos abrazos que reemplazan una palabra cuando no es necesario su presencia.
ResponderEliminarEstamos de acuerdo. Muchas gracias por la visita.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Como bien dices, muchas veces sobran palabras y se agradecen manos, esas que acompañan, acarician, rozan, transmiten.
ResponderEliminarEl texto manuscrito me transmite una inusitada fuerza, una inquietud, un espíritu que rectifica y tacha, energía pura y voluntad. Besito.
Aprovecho para pedir disculpas por la desprolijidad del manuscrito. Era un simple borrador.
EliminarGracias por tus palabras.
Saludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Las manos que son capaces de realizarlo todo, lo bueno y lo malo. Hablas de las manos que general aplausos y dedican caricias. Esas son las que hay que extender por el mundo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Totalmente de acuerdo.
EliminarMuchas gracias por tu visita y comentario.
Saludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Un manuscrito precioso, con un bello mensaje. Ojalá que nuestras manos se unieran a crear más aplausos y menos despedidas.
ResponderEliminarUn beso.
Que así sea...
EliminarMuchas gracias por tu visita.
Saludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Una exposición tan clara y bien perfilada como la caligrafía que la presenta. Me quedo con una frase que que me ha emocionado "...y se retiran a nuestro costado..." Que no suceda, que su destino sea el abrazo y el aplauso.
ResponderEliminarGracias, Eduardo, por tanta sencillez y profundidad.
Un beso.
Te agradezco por tu comentario.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
sí, las manos hablan, desde luego que hablan, joven eduardo. de eso no tengo la más mínima duda. pero sabes para qué me interesan las manos en este jueves y conforme voy leyendo? para tocar al prójimo. pues considero que cada vez están más perdidas en la falta de caricias, están como huérfanas de otros cuerpos.
ResponderEliminarpor otra parte, he estado diciendo por ahí que la escritura de nuestros tiempos, el mío si tú quieres, casi seguro que el de mónica también, es redonda, es legible, es eso, redondeadaaaa, casi diría que hasta fea. pero la vuestra, la de mis padres, era como la tuya, así, de líneas, más , cómo decirlo, más...más indicativa de que hay una seguridad o espíritu de lucha...
medio beso, joven eduardo.
Algo de eso hay...muchas gracias por tu comentario.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Claro que sí... las manos son hacedoras, mimosas, cooperativas, más el uso que le demos estriba en nuestra voluntad. Un mundo de manos enlazadas y propósitos unidos, sería sin dudas, muchísimo mejor y con gente más feliz y orgullosa de sí misma.
ResponderEliminarMe ha gustado ver tu letra extendiéndose en el blanco papel con tus reflexiones estampadas.
Un beso!
Gaby*
Agradezco tu comentario.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Ni a propósito; ha sido como cuando abrian la biblia para saber como actuar. Un gran placer leerle y seguirle
ResponderEliminarEs un placer recibirte.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Las manos pueden encaminarse a golpear o a acariciar, hacia el mal o el bien, a abrazar o a ignorar, dependerá de nosotros que las manos, nuestras manos, sean capaces de prodigar y extender el cariño y la amistad en nuestro entorno más próximo. Coincido plenamente con tu pensamiento. Me ha encantado tu caligrafía, Eduardo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me alegra que coincidamos.
EliminarSaludos, Eduardo, desde el perfil de mi hija.