(Antes que nada, me disculpo si me aparto algo del tema propuesto)
Sueños infantiles…
¿Quién no los tuvo alguna vez?...
Algunos murieron con el paso del tiempo;
otros todavía están, tal vez algo desdibujados, pero siguen estando…débiles
quizás, algo ocultos, pero cerca nuestro, como pegados a nuestra piel.
Están los incumplidos, los que más se
desearon, los imposibles, esos que debieron haberse olvidado, y como cosa
curiosa, todavía tienen vida, sobre todo en ciertos momentos, cuando renacen.
Algunas veces vemos que brota una sonrisa
llena de nostalgia de nuestra parte, otras, las que duelen por no haberse
cumplido, todavía lastiman.
Fueron pasando lentamente los años, aquellos
primeros sueños fueron transformándose en otros, tal vez los más preciados, los
juveniles: esa sucesión de deseos que brotaban de golpe, los que se alojaban
siempre en un rincón de nuestro corazón, latiendo cada vez con más fuerza.
Había nacido en aquellos frescos años un
sentimiento hasta entonces desconocido y sin darnos cuenta sentimos surgir algo
que estaba oculto; nos preguntábamos qué era aquello que por momentos nos
quitaba el sueño.
Fue cuando alguien nos habló del amor… ¡y
todo cambió!
Todas aquellas fantasías juveniles por las
que habíamos pasado fueron amontonándose en lejanos recuerdos que nunca
murieron pero se fueron diluyendo y solamente quedó en nosotros ese nuevo
sentir; nos dimos cuenta de golpe que nuestro corazón latía de forma diferente.
Ya no añorábamos tanto aquellos deseos de
nuestra infancia que no se cumplieron y sin que entraran en el olvido, dejaron
su lugar a otra forma de sentir la vida.
Hoy podemos hacer un resumen de todo lo
pasado, aquello que se fue de apoco pero sigue vigente; lo nuevo que vino
cuando nación algo, ese algo que aún está, que dejó su huella y que todavía
sentimos.
Es nuestro mejor tesoro, cada momento fue
único y si alguna vez sentimos alguna pena por no poder repetirlo, razonamos y
terminamos comprendiendo.
Sólo nos queda seguir recordando… y siempre
sonriendo.
Más relatos jueveros, en el Daily
Recordamos, ensoñamos, pero el sueño mejor cumplido, aquel que desvanece (que no borra) otros, es el del amor cumplido.
ResponderEliminarBuenas reflexiones, un besito.
Gracias por pasar y leer!
EliminarSaludos, Eduardo.
estoy de acuerdo con tus pensamientos, especialmente con la actitud que expresas que se debe tener sobre lo no realizado. ¡saludos Neogéminis!!
ResponderEliminarSe agradece!
EliminarSaludos, Eduardo.
Son muchos los sueños que anidan en nuestro ser de niños y jóvenes, sin embargo, ninguno de ellos, me atrevería a decir que ni todos ellos juntos, ejercen tanta influencia en nosotros como el que provoca el despertar al amor. Si al final hemos tenido la fortuna de aprobar esa asignatura, podremos darnos por satisfechos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Totalmente de acuerdo.
EliminarSaludos, Eduardo.
Es que de todos esos sueños, estamos hechos, cumplidos o no, hablan de nosotros, de nuestra vida, de nuestras aspiraciones, de nuestra sensibilidad.
ResponderEliminarY claro, que recordar con una sonrisa es la mejor manera de celebrarnos.
Besos!
Gaby*
Esperemos que nunca se nos borre la sonrisa!
EliminarSaludos, Eduardo.
Creo que lo importante es segur soñando los sueños es lo que le da verdadera vida a la vida, siempre verla con ilusión
ResponderEliminarQue duren!
EliminarSaludos, Eduardo.
Los sueños nos ayudan a avanzar y los recuerdos siempre quedan y nos dan fuerza para continuar y disfrutar. Un abrazo
ResponderEliminarQue siempre siga así.
EliminarSaludos, Eduardo.
Los sueños siempre son bonitos y se tiene que luchar por cumplirlo, y si no se cumplen siempre nos quedará su recuerdo.
ResponderEliminarQue nunca se terminen!
EliminarSaludos, Eduardo.
Al leerte fui sintiendo que todo lo que describes es tal cual nos va ocurriendo. En el proceso de vivir uno va madurando y va reemplazando sueños imposibles por realidades y lo que importa ante todo es ser felices.
ResponderEliminarMe ha hecho reflexionar la ultima frase.
Un beso!
Me alegra que te haya hecho reflexionar. Gracias por leerme-
EliminarSaludos, Eduardo.
Recordarlo sonriendo, magnífico colofón. Un abrazo.
ResponderEliminarQue no se borre esa sonrisa!
EliminarSaludos, Eduardo.
Hoy me quedo Eduardo con la frase que dices: cada momento fue único.
ResponderEliminarAsí lo siento yo, cada instante es irrepetible, por ello hay que saberlo disfrutar.
El final perfecto, con una sonrisa.
Un abrazo.
Que no nos falten esos momentos felices.
EliminarSaludos, Eduardo.
Vivir, tiene mucho de andar, soñar y recordar.
ResponderEliminarTe deseo que tu mente siempre brille así de clara.
besos
Gracias por el buen deseo.
EliminarSaludos, Eduardo.
Los recuerdos forman parte de nuestra vida y debemos luchar por mantenerlos vivos en ella. Un besote
ResponderEliminarTengámoslos siempre en cuenta.
EliminarSaludos, Eduardo.