Sucede muchas veces en la vida, que por distintos motivos
algo impensado –que por simple casualidad puede aparecer- nos toca tan profundamente
que tiene toda la apariencia de ser un tema más serio, aunque no llegue a ser
grave.
Puede ser algo simple, pero no sabemos por qué motivo, se
adueña de nosotros de tal manera que en forma repentina, nos parece que todo se
derrumba a nuestro alrededor y sentimos de golpe, sin saber por qué razón,
surge algo que de la nada, va tomando la forma de un drama que termina poco a
poco cambiando nuestro razonamiento.
En ese tipo de vivencia que sucede, creamos cosas que no imaginábamos
tener: miedos, fobias y es común que
broten algunas formas de supersticiones que creíamos que no nos dominaban, pero
nos parece que de la nada brotan o nacen sin que las deseemos. Sentimos en
nosotros aparecer con fuerza un miedo desconocido que anula todo nuestra capacidad
de razonar con lucidez.
Es el momento de empezar a combatir el mal que se avecina.
Debemos comenzar por el principio, con preguntas que tenemos
que hacernos a nosotros mismos.
Esa mala creencia que nos domina debe ser estudiada a fondo
para reconocer correctamente si es que hay alguna razón oculta que motive
nuestros temores.
Es el momento que necesitamos para aclararnos si lo que
motiva nuestro miedo es justificado o si resulta ser sólo algo sin
consistencia, surgido de nuestras propias inseguridades.
Nos preguntamos entonces si realmente nuestro miedo tiene
alguna razón válida de ser o si solamente responde a una idea equivocada que
fabricamos.
Suele suceder que la solución correcta la encontramos apenas
nos replanteamos desde el inicio
nuestras propias convicciones, decidiendo superar con voluntad nuestras
limitaciones. Sin tener que recurrir a
cábalas o amuletos que nos sostengan.
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Tienes razón, sólo tenemos que mirar dentro de nosotros para entender de donde vienen esos miedos e inseguridades, y no pensar en otro tipo de supersticiones.
ResponderEliminarBuena reflexión.
Un abrazo
Lo ideal es conseguir superarlas.
EliminarSaludos y gracias por tu comentario.
Hay que racionalizar, para vencer todo lo que nos acecha.
ResponderEliminarDe acuerdo.
EliminarSaludos. Eduardo.
De acuerdo...pero no dejo de pensar que hay en la superstición un elemento muy muy literario del que tenemos que aprovecharnos..en el fondo algo absolutamente humano, no somos todo razón...es más diría que somos escasamente razón...
ResponderEliminarUn abrazo
Cada cosa en su justa medida.
EliminarSaludos.
Eduardo-
Muy bien planteado. Las supersticiones no son muy literarias, salvo como obsesiones.
ResponderEliminarDe acuerdo.
EliminarSaludos.
Eduardo.
Con el fondo musical que nos ofreces, te contaré que hubo un tiempo en el que mi teléfono tenía como tono para mensajes el inicio de tubular bells (me encanta). Sonaba el tono y luego recibía mensajes que eran solo música clásica y pensaba ¿será un réquiem?, ¿alguien quiere decirme algo terrible? Cambié el tono y nunca más he recibido esos mensajes. ¿Casualidad? Seguramente.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, Eduardo.
Mé alegro que se haya resuelto al cuestión.
EliminarSaludos.
Has dado repaso certero a lo que debe ser como abordar a nivel cognitivo un miedo irracional. Me ha gustado. Gracias por participar. Un beso
ResponderEliminarHa sido un placer.
EliminarSaludos.
Quizá con el riesgo de simplificarlo demasiado, añadiría que todo es una cuestión cultural. Los espacios de nosotros llenos de CULTURA no admiten dispersiones ni desvaríos.
ResponderEliminarAbrazos
De acuerdo.
EliminarSaludos.
Certero como siempre, razonas este mundo de supercherias, para algunos más que ventajosas.
ResponderEliminarUn abrazo Eduardo.
Cada uno piensa según crea mejor.
EliminarSaludos.
Pienso que todas las supersticiones tienen su origen en la fragilidad humana, en la forma en que el hombre se enfrenta con lo desconocido, con aquello que no es capaz de racionalizar.El origen de las mismas se pierde casi en el mismo origen de la humanidad y forma parte ya de nuestra carga genética. La razón nos debería llevar a desterrarlas, pero tal vez aún no somos tan racionales como nos vemos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Llegar al remedio, quizás nos lleve mucho tiempo, pero hay intentarlo.
EliminarSaludos