Sin darnos cuenta aparecen en nuestra mente algunos
recuerdos que quedaron registrados para siempre.
A veces, agradables, a veces, no tanto y otras
-lamentablemente- tan fuertes que golpean y llegan a emocionarnos contra
nuestra voluntad, dejando un dolor tan amargo como imprevisto.
Son recuerdos que brotan sin que sepamos el por qué,
pero vienen y así como pueden ser sensaciones que nos llevan a una sonrisa,
también nos acercan sin quererlo a una lágrima.
Nunca eligen, están ahí, consiguen desviar nuestra
atención y aparecen en forma repentina, pueden alegrar, pero también todo lo
contrario, nos acercan a un tipo de nostalgia que lastima.
Muchas veces, quisiéramos que todos nuestros recuerdos
fueran agradables, como para permitirnos vivir en una permanente evocación de
alegría pero sucede que reviven en nosotros penas o tristezas que nos deprimen
y consiguen borrar lo grato que quisiéramos conservar siempre.
Otras veces sucede lo contrario. Cuando una emoción
dolorosa nos hace mucho mal, un solo instante de una pequeña alegría que asome,
nos sirve para olvidar ese mal momento y comprendemos de golpe que la vida está
llena de esos movimientos tan variables, tan distintos, tan llenos de matices
que nos sirven, con el tiempo para entender y valorar los contrastes que constituyen
la vida.
Después, con el tiempo, con la experiencia aprendida,
sacamos nuestras conclusiones, razonamos y vemos en un rápido desfile el
resultado obtenido.
Y llega el momento, con el recuerdo de todo lo vivido,
que notamos que queda en nosotros algo que podemos llamar un balance emocional.
Es el resumen de todo lo bueno que pudo ser y no fue, junto con todo lo otro
que no debió ser, pero dejó su huella.
Pero nos queda un consuelo, peor sería llegar al final
del camino y comprobar que no nos quedó
nada, que todo transcurrió con total indiferencia, que llegamos vacíos.
Más relatos jueveros, en lo de Lucía
Esas elucubraciones nos las hemos hecho en más de una ocasión, al menos yo, por eso me ha gustado leerlas de alguien distinto a mi.
ResponderEliminarMe alegra que coincidamos.
EliminarSaludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija.
Los recuerdos y emociones forman parte de la vida, se van construyendo, acumulando a lo largo de ella. Son estos recuerdos y emociones de origen diverso, y algunos puede que nosotros seamos capaces de controlarlos, pero sin duda, hay otros que escapan a nuestro control
ResponderEliminarMe gustó le reflexión que nos dejas.
Saludos cordiales!
Agradecido por tu comentario.
EliminarSaludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija.
En definitiva la vida es eso,un cumulo de vivencias, recuerdos, sensaciones y latidos del mas diverso índole.
ResponderEliminarLo importante es aprender a vivir con todo ese bagaje.
Saludos.
Lo importante es no sentir indiferencia.
EliminarSaludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija.
-Sentires con todo lo que conllevan. Forman parte de nosotros, imposible apartarlos, estan y son. Nada nos es indiferente.
ResponderEliminarUn abrazo Eduardo.
Totalmente de acuerdo.
EliminarSaludos, Eduardo
Me ha gustado esa idea que planteas del balance emocional, coincido. Hay recuerdos sonrojantes y hay recuerdos que satisfacen; mirando atrás se encuentran motivos de vergüenza y orgullo. Ojala pudiéramos ser perfectos. No podemos. Lo importante es que el balance emocional sea positivo, ¿no crees?
ResponderEliminarUn abrazo, gracias por ayudarme a reflexionar.
Gracias por acercarte para que reflexionemos juntos.
EliminarSaludos.
Eduardo.
La vida es así, momentos buenos y momentos malos Unos nos alivian los malos momentos vividos, porque nos ponemos como una coraza que nos proteje de lo malo.
ResponderEliminarUn abrazo
Esperemos que siempre los momentos buenos superen a los otros.
EliminarSaludos.
Eduardo.
Qué cierto! La reflexión final es el lazo que corona tus pensamientos. Lo bueno y lo malo, todos nos forma, nos hace... no seríamos nada sin todas esas vivencias, más allá de los sabores o sinsabores que nos hallan dejado.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Para valorar lo bueno, necesitamos haber conocido lo malo.
EliminarTodo sirve.
Un abrazo.
Eduardo
Siempre andamos dudando entre lo qué creimos hacer bien, y lo qué sabemos no estuvo tan bien. la memoria es un alma qué nos enseña del pasado lo que debemos recordar para no volver a errar. Cuando llegemos al punto de hacer balance, ojala todos pudieramos mirar atrás sin sentir verguenza por nuestros actos. Me gusto leerte.
ResponderEliminarEn mi blog tienes un regalo con tu nombre para tu blog, es mi forma de agradecer tu participación.Besos Eduardo.
Me alegra haber podido participar. Ya paso por el regalo.
EliminarMuchas gracias.
Eduardo.
siempre es bueno beber de esta fuente. siempre!
ResponderEliminarun abrazo, Eduardo
Coincido.
EliminarUn abrazo
En la contabilidad vital vamos anotando experiencias positivas y negativas, sacando consecuencias, aprendiendo a caminar. El dolor y la alegría, los sentimientos contrapuestos están presentes a menudo. Todas las experiencias y emociones van conformando esa contabilidad que al final nos toca balancear. Es en ese punto en el que resulta grato que se incline hacia el lado de las vivencias felices y positivas. Lo auténticamente triste es que en las columnas de ese balance vital no haya nada significativo escrito.
ResponderEliminarUn abrazo.
Veo que coincidimos.
EliminarGracias por tu comentario.
Saludos.
Eduardo
Muy cierto lo que dices amigo, muy sabias palabras que señalan lo que es en si la vida un cumulo de emociones y recuerdos vividos que llenan el alma, lo bueno es que al final demos gracias por haberlos vivido
ResponderEliminarHay que ser agradecidos, cierto.
EliminarSaludos, Eduardo.
Una interesante y profunda reflexión. Llevas razón en eso que dices de que hay recuerdos que nos llenan de felicidad y otros en cambio que nos producen dolor y tristeza y que, en ocasiones, se nos vienen a la mente casi sin saber porqué. Es cómo la vida, llena de momentos bueno y malos. Intentaremos quedarnos con los buenos y sacar alguna enseñanza de los malos. Un placer leerte. Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario y tu visita.
EliminarSaludos.
Eduardo.
La vida, como tú nos cuentas esta formada por buenos y malos momentos y todos juntos forman nuestra personalidad y la manera en la que los encaramos. Besote
ResponderEliminarConviene siempre ser positivos.
EliminarGracias por tu comentario.
Saludos.
Eduardo