Aunque sé que es absurdo, he tratado de
escribirte.
No sé cuántas veces comencé, y no sé cuántas
veces rompí lo escrito.
Frases huecas que no alcanzan a decir lo que
uno siente cuando se está tan solo, como yo lo estoy, porque ya no estás junto
a mí como antes.
Quise y quiero escribirte pero no puedo, no
sé, no alcanzo a decir nada.
Hoy comencé de nuevo. Lápiz, papel y en la
impotencia de no poder hilvanar alguna
frase, quise otra vez romper la hoja que estaba todavía en blanco a
pesar de tener tanto que decir. Pero la soledad me paraliza, me anula, me
aniquila.
De pronto vi que dos lágrimas que se escaparon
de mis hojas, sin darme cuenta, se quedaron prisioneras en el papel.
¿de dónde brotaron? ¿del corazón, del alma? No
lo sé. Estaban ahí perfectas en sus formas brillantes, eran dos perlas y
comprendí de pronto que mi corazón o mi alma tal vez trataban de escribir esas
palabras que yo no podía encontrar ¡y qué mejor escritura que esa!
¿quién podía saber más del dolor que venían
trayendo consigo?...y las dejé, sin tocarlas, en el papel…que ya no estaba en
blanco, que ya no estaba incompleto esperando mi escritura.
Aquí traigo la hoja en blanco, junto con la
rosa del color que tanto te gustaba,…los puse juntos para que te acompañaran…para
que no estés tan sola…como lo estás ahora.
Me desprendo de las dos para quedar más solo
aún desde que no estás.
Aquí quedan mi carta… mi rosa… mi beso… mi
adiós.
Me voy sin nada…sólo me llevo las espinas de la
rosa…¿qué pueden hacerme a mí algunas espinas más?..tengo tantas clavadas en mí
que ya no siento dolor.
Me siento como ese puñado de hojas secas que
el viento frío del otoño desparrama…
Yo fui el dichoso enamorado que tanto te quiso…y
a quien tanto quisiste.
Hoy soy apena una sombra que ni vive…
Yo soy aquel que supo que el amor existía
cuando estabas a mi lado. Hoy soy el mismo que niega que hay amor…porque no
estás.
Volveré como siempre vuelvo trayendo un nuevo
papel en blanco, dejando dos lágrimas amargas para que digan lo que no pueden
decirte las palabras, aún aquellas que se elijen. Y dejaré otra vez tu rosa, la
de aquel color que tanto te gustaba…te dejaré mi beso…y mi adiós con la promesa
eterna de volver con un papel en blanco…dos
lágrimas…una flor, un nuevo beso y mi adiós.
Todo esto es un proceso, el dolor pasará y te sentirás mejor para poder afrontar la soledad. Verás que el sol vuelve a salir detrás de esos nubarrones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todos necesitamos del sol que nos aleja de la soledad y el dolor.Gracias por tu comentario.
EliminarEduardo, desde el perfil de mi hija.
Alguna vez me ha pasado, querer decir un montón de cosas y que la hoja siga en blanco.
ResponderEliminarTal vez volviendo hoy y mañana y pasado ... en algún momento aparecerán las palabras y esas soledades volverán a estar en compañía.
Abrazo
Habrá que seguir intentando...
EliminarSaludos.
Eduardo, desde el perfil de mi hija.
¿quién podía saber más del dolor que venían trayendo consigo?...y las dejé, sin tocarlas, en el papel…que ya no estaba en blanco, que ya no estaba incompleto esperando mi escritura.
ResponderEliminar¡Fantástico! Con dos lágrimas usted consiguió describir todo el suyo sentimiento, la agonía del alma e el corazón sangrando. ¡Muy bueno! Usted es verdadera poetisa del alma.
Muchas gracias por tu amable comentario.
Eliminarsaludos
Eduardo, desde el perfil de mi hija.
No quisiera nunca sentir esa pena, Eduardo. Aunque espero que nadie la sienta tampoco por mí ¿Suena raro? No, cuando amas no quieres sufrir ni que sufra el otro... pero eso es la estima, duele cuando no está.
ResponderEliminarUn abrazo, a papá y a hija.
Es así, mientras más se siente, más duelen las pérdidas.
EliminarEl peor dolor sería no sentir nunca nada...
Un abrazo.
Eduardo, desde el perfil de mi hija