Seguidores

miércoles, 27 de junio de 2012

CARTA 6


Siempre te recuerdo, no puedo olvidar…¡ni queriendo!
Hay muchos pensamientos en mi y necesito detenerme en ellos para ordenarlos un poco, cuando están tan entremezclados, cuando se agolpan en la forma de un ramo de cosas tan hermosas como fueron, es necesario ubicarse justo en el comienzo, y allí me dejo ir, para que empiece todo, en orden ¡recordando!
Es como una forma de querer que se repita todo. Pero si todo se repite, si se vuelve a vivir todo, aunque sea por segunda vez, nada más que por segunda vez, se puede correr el riesgo que, por repetido, pueda entrar en lo común, y aquello, lo nuestro, no fue nada común.
¿Volver a vivirlo otra vez? ¡no!
Hay cosas tan hermosas que no tendrían que suceder nunca en la vida, ni siquiera la primera vez, pero suceden y quisiéramos a veces que todo lo hermoso lo grato, debiera quedarse en ilusión, no tener vida nunca para que anda lo lastime, y para que no tenga fin. Pero no es posible: tiene que existir para que haya después un postrer recuerdo, por triste que sea, por amargo, por cruel ¡cómo el mío!
¿Acaso no es mejor recordar siempre lo que se vivió, que volver a vivir lo que siempre se recuerda?
Yo prefiero recordar, sé que la intensidad de un recuerdo como el que me acompaña desde entonces es lo que marca la grandeza de un momento que pasó, lejano, pero que aún hoy después de tanto ¡no puede olvidarse!
Hay cosas que nunca mueren, no merecen morir, se pegan a uno y se llevan consigo, como clavadas, aunque duelan, como yo te llevo en mis recuerdos, porque hay recuerdos que son comparables a eso que se llega a soñar alguna vez y que queda en eso…¡en sueños! Nada más.
Y yo tengo sueños, y en ellos te veo ¡siempre! ¿Cómo? Me parece verte como una paloma blanca comiendo de mi mano…¡esa es la imagen! ¡así se grabó en mi!¡así fuiste!¡así te sigo viendo!...comiendo en mi mano, mientras te miraba, sabía que había ganado tu confianza, te sentí llegar a mí y abandonarte sin temor, sin desconfiar, toda blanca, suave, quieta, mientras yo, callado, apenas sí me atrevía a mirarte, apenas sí respiraba cuando estaba cerca. Hubo veces que quise que mi mano libre te buscara y se acercase para tocar tus plumas blancas, pero me detuve por miedo a asustarte y  lastimarte ¡y no te toqué! ¡Nunca!
Pero después…¿qué pasó? ¿qué le pasó a mi mano, esa que te daba de comer? Debió de haberse cerrado sin que yo lo supiera, ni siquiera hoy lo sé…¡cuánto debió asustarte! ¡dejaste de estar en ella y quedé solo, con mi mano vacía! ¿Por qué?
Nunc a podré saberlo…sólo sé que ahora no soy el mismo, pasó mucho tiempo, algo me falta, lo siento, lo séy cada vez que veo cerca de mí una paloma blanca volando, mi mano quiere volver a abrirse otra vez, creyendo que te ve, en un irrefrenable y desesperado impulso lleno de nostalgia para que te acerques de nuevo a comer…como antes. Pero es en vano, ya es tarde, ya no puede ser…y quedo con el brazo extendido, solo, triste ¡Recordando!
Aparece entonces, de golpe, toda mi rebeldía, mi protesta, mi queja, y empiezo a gritar desesperado, siento que nada me consuela, aprieto los puños con rabia, reniego y empiezo a preguntarme ¿por qué tienen que existir las cosas hermosas? ¿Por qué tienen que haber palomas blancas? ¿por qué tienen que haber manos que se cierran?
No lo sé. Sólo sé que hubo una paloma blanca en mi vida que en mi mano comía, sé que una mano se cerró una vez, y sé también que desde entonces quedé solo, con una sola pregunta por toda compañía, que nada me dice pero que tanto me tortura
¿Por qué?
No lo sé. No lo he de saber nunca. Seguiré recordándote, no podré olvidar ¡ni queriendo! Y sigo preguntándome mientras creo que todavía vivo ¿por qué tiene que haber palomas blancas? ¿por qué, cosas hermosas? ¿Por qué manos que se cierran?
¿por qué, por qué, por qué?...


2 comentarios:

  1. Cuanto amor destilan estas cartas, cuantos recuerdos, cuanta añoranza. Y que pena todo haya acabado así.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando fueron sentidos de verdad, los recuerdos y la añoranza no terminan nunca.
      Muchas gracias por tu visita.
      Eduardo, desde el perfil de mi hija

      Eliminar